Harán ya unos 18 años tuve la oportunidad de compartir en un desayuno en un hotel de Santo Domingo con el exjugador de Grandes Tony Fernández, uno de los grandes defensores de la posición 6 que ha tenido el béisbol en toda su historia.
Recuerdo que estaba también en ese encuentro el excelente receptor Gilberto Reyes de los Dodgers de los Ángeles. En una mesa única y ampliada, los dos deportistas compartían con un pequeño grupo de líderes evangélicos, entre ellos el pastor de Tony, el reconocido ministro de las Asambleas de Dios, Felix Hernández.
Yo estaba sentado bien cerca de Tony y conversamos de sus grandes momentos en el béisbol. Hablamos de sus impresionantes números en las Grandes Ligas. Yo le recordé algunos de esos grandes momentos de su carrera y el de inmediato me ofreció más detalles. Tony siempre ha sido parco, habla poco, y menos de sí mismo, pero me dijo en ese día que en medio del ambiente fraternal en que estamos se sentía libre para conversar, comentar situaciones y hacer algunas anécdotas.
Octavio Antonio Fernando Castro, mejor conocido por la afición como Tony Fernández es hijo de padres haitianos y llegó a las Grandes Ligas en 1983 con los Azulejos de Toronto. Fernández era espectacular con el guante, en una época en la que Ozzie Smith, el Mago de Oz, era considerado el máximo defensor de las paradas cortas. Pero este joven dominicano no se quedaba atrás, se destacó mucho más que Smith con su bate y ganó cuatro Guantes de Oro en el tiempo que militó en la Gran Carpa.
En una ocasión, en 1991, jugando para los Padres de San Diego, Tony se vía la cara por primera vez en mismo terrero de juego c con Ozzie. La discusión sobre cuál era mejor estaba planteada. Ozzie Smith, como se ve en la gráfica, se deslizó en segunda y Tony intentó hacerle out, cuando Ozzie se puso de pie le dijo algo a Fernández de manera amigable.
–Yo le pregunté al hermano Tony –¿qué fue lo que te dijo Smith, mientras se levantaba y se sacudía su uniforme?
Con los ojos brillantes y una sonrisa de satisfacción, Tony me respondió: “ Me dijo: tu eres el mejor”.
Mientras continuaba conversando con Tony, el pastor Felix Hernández preguntó: ¿ustedes se acuerdan de Bob Feller? Se trata de un extraordinario lanzador de los Indios de Cleveland que inició su carrera en 1936.
–Pastor, usted está hablando del Antiguo Testamento, eso corresponde a la ley, yo estoy aquí con Tomás hablando de la Gracia –le respondió Tony a su pastor, mientras los demás reíamos con buen gusto.
Concluimos la tertulia y el desayuno. Tony me hizo apartar un poco de los demás y me expresó, sin ocultar su pesar, que lamentaba haberse tenido que ir a jugar a Japón.
–Esto no es justo. Con los números que yo he puesto en Grandes Ligas, no me explicó como he tenido que ir a Japón a ganar 4.5 millones de dólares. Varón, lleveme en oración a ver si ahora yo retorno a las Grandes Ligas y consigo un mejor contrato.
Yo no recuerdo haber orado por este posible contrato, yo si recuerdo que en ese momento en mi cartera yo solo contaba con RD$150.00 y me sentía feliz de haber compartido ese momento tan especial con esos hermanos, en particular el que compartí con Tony Fernández, un hombre de Dios de quien me gustaría escribir su historia.
Tengo la información de que nuestro hermano Tony tiene un padecimiento de salud con el que lucha en su residencia en la Florida, USA. Lo mejor que podemos hacer es orar por este gran atleta dominicano y un fiel y consagrado cristiano.
jpm/of-am
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