domingo, 10 de julio de 2022

La esencia del beisbol está intacta

 


La esencia del béisbol está más viva que nunca y varios episodios recientes nos lo han recordado. Hay que mucho que disfrutar de este juego.

Por Mari Montes – @porlagoma.- Tres de las mejores imágenes de lo que va de la primera mitad de la temporada 2022 del beisbol de Grandes Ligas, han ocurrido fuera del terreno. 

Muchos hablan de la “esencia” del beisbol; se quejan por los cambios de reglas, por las estadísticas que intentan medirlo todo, por las decisiones que se toman en las oficinas, o porque no les gusta ver a un jugador como Albert Pujols, lanzando en juego abierto

Esas quejas son parte de la naturaleza de los fanáticos, desde siempre, desde que por primera vez se cobró dinero por un boleto para presenciar un juego de beisbol. 

El beisbol es un deporte complejo cuya existencia también ha estado determinada por novedades y transformaciones, en las reglas,  los instrumentos de juego, uniformes, estadios. 

Sin desmentir a quienes aseguran que el cambio es la esencia del beisbol (también lo creo), me permito al menos agregar la gran cualidad del beisbol,  un atributo que no ha cambiado ni cambiará nunca: la felicidad que da a los niños, y no excluyo a los adultos, porque el beisbol es una fórmula para la infancia eterna. 

Comenzando mayo, el niño Derek Rodríguez, venezolano, recibió como regalo una pelota conectada por Aaron Judge. Un vecino de silla la atrapó y se la entregó. Estaban en el estadio Roger Centre, en Toronto y Derek es fanático de los Yankees. Al recibir la bola, se echó a llorar, conmovido de felicidad. Al día siguiente Judge y él se conocieron, el jardinero le firmó la pelota y conversaron, fueron una nota fresca y bonita sobre los sentimientos que despierta este juego que nos gusta tanto.

Días atrás, un batazo de foul nos dio una de las mejores atrapadas que se han visto. 

Un chiquillo preparado con su guante fildeó un foul, capturó una pelota que ya parecía iba a caer en la fila de atrás. El jovencito nunca le quitó la vista a la bola, y con máxima seguridad alzó su guante para quedarse con el trofeo. El momento fue captado en la transmisión de televisión, pero la atrapada de feria no fue lo mejor. Lo mejor vino después, cuando los amigos que lo acompañaron celebraron el fildeo honrándolo con una explosión de algarabía que coronó el precioso instante que protagonizaron los jovencitos. 

Otra imagen que reafirma ese concepto de la esencia del beisbol, ocurrió en las gradas del Angel Stadium, Michael A. Taylor le lanzó como souvenir una pelota a un joven fanático que estaba por los lados del jardín derecho; al darse cuenta de que había uno niño más abajo, decidió obsequiársela. Es casi un rito en el beisbol, que si hay un niño cerca, la esférica debe ser para él. 

Innings más tarde  los volvimos a ver, porque Jared Walsh conectó un cuadrangular que fue directo al chico a quien le regalaron la pelota comenzando el juego y este, devolvió el gesto y le dio la pelota  que acababa de atrapar, al joven que le había dado la suya. 

El beisbol es sobre eso que vimos. 

Como bien decía Wade Boggs: “Que ningún niño se quede sin una pelota”.

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