14 octubre, 2024
Aquello fue un sueño latinoamericano tan extraordinario en las Grandes Ligas, que se le preveía convertido en un juego clásico anual del otoño, para sellar la temporada, después de la Serie Mundial, en cada Día de la Raza, 12 de octubre.
Pero, ha sido uno de los más espectaculares fracasos en la historia. Tanto, que solamente se jugó el primero, el 12 de octubre de 1963. Por cierto, ese fue el último juego en el Polo Grounds, de Manhattan, que había sido inaugurado, cien años antes, en 1863, para jugar Polo y fútbol americano.
Más tarde fue la casa de los Gigantes de Nueva York, 1883-1957, hasta la mudanza a San Francisco en 1958; también de los Yankees, 1913-1922, y de los Mets en sus dos primeros años, 1962 y 1963. En 1964 fue demolido, para construir edificios residenciales en ese terreno, a orillas del Río Harlem.
Fueron un par de equipos anunciados con solo jugadores de Latinoamérica, de la Liga Nacional y de la Americana. Pero no era cierto.
No todos eran de los nuestros, por una razón: No había latinoamericanos suficientes en los 20 equipos de entonces. Incluso, en la Liga Nacional, ninguno de habla hispana fue receptor en esa temporada. Y en la Americana, solamente el cubano, José Azcúe, con los Indios.
Para resolver la ausencia de catchers en la Nacional, presentaron a Joe Pignatano, hijo de italianos, nacido en Brooklyn, quien había jugado con los Mets en 1962; y en el ´63, estuvo por las menores. También a Cuno Barragán, hijo de mexicanos, nacido en Sacramento, California. Y a Elmo Plaskett, de las Islas Vírgenes.
Pero este año, 2024, jugaron con los 30 equipos 233 nacidos en Latinoamérica. En 1963, no pudieron armar los equipos como los deseaban. Estos fueron los nuestros que aparecieron en aquellos dos rósters:
Cubanos, José Azcúe, Ed Bauta, Leonardo Cárdenas, Julio Bécquer, Mike de la Hoz, Humberto (Chico) Fernández, Tony González, Román Mejías, Orestes (Minnie) Miñoso, Aurelio Monteagudo, Tony Oliva, Pedro Ramos, Octavio (Cookie) Rojas, Diego Seguí, Tony Taylor, Zoilo (El Zorro) Versalles.
Puertorriqueños, Roberto Clemente, Félix Mantilla, Víctor Pellot Power, Félix Torres, Orlando Cepeda.
Dominicanos, Juan Marichal, Julián Javier, Felipe Alou, Manny Mota.
De México, Rubén Amaro; de Panamá, Héctor López; de Venezuela, Luis Aparicio, Víctor Davalillo. Seis fueron elevados al HOF, Clemente, Marichal, Aparicio, Oliva, Miñoso, Cepeda.
Victoria de la Liga Nacional y el fracaso en dólares. La Liga Nacional, que fue home club, ganó el juego de la historia, 5-2.
En ese octubre, yo había trabajado en mi tercera Serie Mundial en fila, la cual había terminado el domingo anterior, seis de octubre. Y me invitaron a este juego de los latinoamericanos.
Después del último out, ya en el clubhouse, Marichal me dijo:
"Ha sido histórico. Todos los jugadores, de ambos equipos, estábamos emocionados. No hemos sido favorecidos económicamente, pero pasamos un buen rato. Ha sido una agradable reunión con los nuestros".
Los boletos esa tarde, se vendieron entre $1.75 y $3.50. La capacidad del estadio era de 55 mil personas y entraron menos de 10 mil, dejando en taquilla unos 20 mil dólares. A cada pelotero le correspondieron 175 dólares.
La pachanga sí triunfó en Nueva York antes de oír "Play Ball".Fue un éxito completo la apertura del espectáculo. Antes de la voz de "Play Ball", presentaron en el terreno y a todo volumen, a las orquestas de Tito Puentes y Tito Rodríguez, cantando La Lupe.
Y los pormenores del juego fueron narrados por Buck Canel, a través de la WHOM, radioemisora que transmitía en castellano.
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