viernes, 17 de junio de 2022

EXTRABASES DE ALFONSO SAER. Aaron Judge y Hernán Pérez son noticia

 


EXTRABASES DE ALFONSO SAER. Aaron Judge y Hernán Pérez son noticia

EXTRABASES

Por Alfonso Saer

ERA la temporada de 1961. Los Yankees dominaban la escena desde la década anterior y ganaban la mayoría de las Series Mundiales. El mundo beisbolero se impactó porque surgió un pelotero algo desconocido en los umbrales de la fama. Se llamaba Roger Maris, contaba 26 años y se había formado entre Kansas City y Cleveland. Su máximo total de cuadrangulares ocurrió el año anterior a ese 1961. Entonces sumó 39 para la calle, nada como para pensar que la historia y el éxito le aguardaban con tanta intensidad. Eso sí, la campaña, con 98 empujadas, le permitió hacerse del MVP…

EL consentido de aquellos tiempos en la capital del mundo era un tal Mickey Mantle, uno de los jugadores con mayor cartel en todo el eje beisbolero de cualquier época. Hijo de croatas, Roger Eugene fue de apellido originalmente Maras, el que luego cambió por Maris. Llegó ese 1961, precisamente cuando la Americana había crecido a ocho equipos con el ingreso de Washington y los Ángeles. De pronto los cuadrangulares comenzaron a inundar la pizarra del Yankee Stadium. A Maris, Mantle, Yogi Berra y Bill Skowron los llamaron en la prensa “la fila de asesinos”. En total sonaron ese año 165 vuela bardas entre los cuatro.

EL ritmo de la doble M fue bestial. Ambos comenzaron un duelo por la cabeza de los jonrones que para nada atraía a la prensa de Nueva York, eterna protectora del record de Babe Ruth, 60 para los bleachers en 1927. Mantle había sonado 52 en 1956 y parecía candidato para el atrevimiento. Pero se enfermó de la cadera y dejó a Maris huérfano ante los medios y la afición. Cuando se habían jugado dos tercios del calendario, Maris sumaba 50 de vuelta entera. Entonces su vida cambió. Rechiflas, ataques verbales, amenazas de muerte. Hasta el Comisionado Ford Frick alegó que solo habría nueva marca si los 61 jonrones se lograban en 154 juegos –así contaba el calendario anterior– y no en 162, la cantidad que entonces tenía el schedule. Finalmente la teoría de Frick sería desechada. Maris logró el 59 después de 154 juegos y el 61 el último día de la campaña, el primero de octubre en Yankee Stadium. El catire perdió el pelo, no podía dormir, sentía diversos achaques. No sabía si intentar la marca o no. Fue MVP otra vez en 1961 pero allí comenzó el declive. Era tan poco carismático que escasamente hablaba con nadie. Hay quienes creen que ocurrió una injusticia porque no fue elevado a Cooperstown. Sus últimos torneos, olvidado, hasta repudiado, los pasó con los Cardenales. Es probable que el cáncer que lo fulminó a los 51 años haya provenido de la tensión que vivió en aquel 1961 de hace 61 temporadas.

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¿POR qué este cuento hoy? Resulta que Aaron Judge, también yanqui, suma 25 cuadrangulares en 62 juegos, ocho careos más que la tercera parte del torneo. Los grandes episodios del batazo mayor los han tenido preferiblemente –después de 1961– peloteros de otros uniformes (Aaron, Bonds, Sosa, Griffey, McGwire), con excepción de Álex Rodríguez y el mismo Judge con 52 en 2017. En la casa grande de los crecidos Mulos están muy entusiasmados con el muchacho que mide dos metros y la despacha con dinamita pura por encima de las vallas. Las proyecciones lo visten de aspirante y cuenta con el aval de un público que no lo vitupera ni lo insulta, sino que más bien lo alienta, estimula.

DICEN que este año la bola no sale como en otras campañas, pero Judge se encarga de desmentir la especie. Es prematuro –quizá no tanto– alzarnos en una carrera por el record de jonrones, sobre todo cuando hay topes tan elevados como los que dejaron los reyes del esteroide (Bonds, Sosa, McGwire). Pero los registros de Maris, Ruth y Mantle no se ven tan distantes. Y mucha gente, nos contamos nosotros, cree que por allí van los numeritos legítimos, los que no están empapados de sustancias prohibidas. Mientras todo eso ocurre, los Yankees siguen imperturbables en una arrancada que ya se hace larga, interminable sobre todo para los grandes rivales del este americanista.

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CARDENALES andaba detrás de Hernán Pérez desde buen tiempo atrás. Fue MVP en la 20-21 y es jugador de alta competencia, capaz de defender la posición que le asignen, tal como ha ocurrido en Grandes Ligas, incluso como lanzador de emergencia. Se le califica como uno de los outs más complicados en el circuito. Los alados entregan brazos, algo que apetecen en todas partes. Un tirador fuerte como Argenis Angulo, un veterano que busca reeditarse, Pedro Rodríguez, y un tercero, Adrián Almeida, de buena velocidad y muy ponchador. Los dos equipos han sido muy activos en el mercado durante los años recientes.

SE sabía que por Pérez los felinos buscaban lanzadores. La llegada del polivalente jugador refuerza una plantilla sólida en los pájaros rojos y pareciera anticipar otros cambalaches. También habrá que probar nuevos escopeteros para labores intermedias y finales. Material en las menores hay de sobra. Por ahora, Pérez luce como una adquisición enorme, pretendida por cualquiera. Muchos creen que Lara está ganando en calidad, aunque no sea lo mismo en cantidad. El tiempo tiene la palabra.

Alfonso Saer tiene más de 50 años en los medios de comunicación venezolanos.
Es la voz más reconocible del Cardenales de Lara desde hace décadas, compañero de las más grandes figuras de la locución en el país: Delio Amado León, Rubén Mijares, Carlitos González, John Carrillo y Carlos Alberto Hidalgo, entre otros. También es uno de los periodistas de mayor trayectoria en el país, reportero de El Nacional y El Impulso, cuya página deportiva dirigió por años.
Su columna es la más veterana entre las que actualmente se escriben en Venezuela para la prensa deportiva local. 
Síguelo también en Twitter: @alfonsosaer

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