Anthony Castrovince/MLB.com
@castrovinceCon la selección de Ichiro Suzuki como nuevo miembro del Salón de la Fama, se ha dado un gran paso hacia la evolución de dicha institución. Aunque el nombre en la entrada todavía dirá “Salón Nacional de la Fama del Béisbol y Museo”, es posible que adecuadamente deba actualizarse al siguiente:
Salón Internacional de la Fama del Béisbol.
Ichiro será el primer jugador nacido en Asia que ingresará al Salón. Hasta ahora, ése ya es el mayor símbolo del enlace que se ha creado hasta dicho continente, entre territorios donde tanto aman el béisbol.
Cuando Ichiro llegó a MLB con los Marineros en el 2001, fue un punto de inflexión para el deporte.
“Aprendiendo sobre la marcha”, fue como lo calificó el nuevo inmortal después de ser elegido.
Ichiro fue el 11mo jugador japonés en integrarse a las Mayores y el primero de posición. Su éxito inmediato que resultó en tanto ser nombrado Novato del Año como Jugador Más Valioso de la Liga Americana inspiró a los equipos de Grandes Ligas a evaluar con mayor agresividad y firmar a jugadores del Béisbol Profesional Nipón (NPB).
Con la exaltación de Ichiro programada para el 27 de julio en Cooperstown, tenemos la continuación de un patrón en el que el Salón de la Fama lentamente ha comenzado a reflexionar sobre el resto de la población de béisbol. El Salón de la Fama cuenta con 37 personas que fueron exaltadas principal o completamente por sus desempeños en las Ligas Negras, y la mayoría recibió la bienvenida durante los últimos 20 años. Y precisamente desde el 2011, la cantidad de jugadores latinoamericanos en el Salón de la Fama ahora es el doble, de 10 a 20.
La llegada de Ichiro -- como el 22do nacido fuera de los 50 estados de EE.UU. -- actualiza el Salón de la Fama en cuanto a la influencia que han tenido los jugadores asiáticos en MLB se refiere.
También genera una conversación sobre si dicha influencia se refleja adecuadamente en la galería de placas.
En las últimas dos temporadas muertas, con los Dodgers firmando al estelar bateador/lanzador Shohei Ohtani y al serpentinero Yoshinobu Yamamoto bajo contratos récords -- y luego saliendo triunfantes en la puja por Roki Sasaki -- el camino de NPB hacia MLB se ha concretado de una manera que pocos imaginaban hace 30 años.
Primero que nada, eso nos ayuda a valorar un poco más el impacto que causaron Hideo Nomo y Chan Ho Park como pioneros del continente asiático. Park fue el primer surcoreano en MLB, un producto del deseo de Peter O’Malley -- en ese entonces dueño de los Dodgers -- de desarrollar el juego al agregar a jugadores de diferentes culturas. Park llegó a las Grandes Ligas en 1994 y dejó su primera huella dos años después. Resultó lanzando casi 17 temporadas en la Gran Carpa y representó al club de Los Ángeles en el Juego de Estrellas en el 2001.
Por su parte, Nomo no fue el primero en dar el salto de NPB a MLB. Ese reconocimiento le pertenece al lanzador Masanori Murakami. Aunque la carrera de Murakami en MLB fue de apenas 89.1 episodios, Nomo fue la verdadera revelación. El derecho pudo llegar a las Mayores porque su agente encontró un tecnicismo en su contrato con los Kintetsu Bufaloes, y despegó hacia un nivel como superestrella breve pero inolvidable en los Dodgers cuando su estilo de lanzar y la “Nomomanía” arrasó con la liga durante su campaña de Novató del Año de la Liga Nacional en 1995.
¿Tuvieron Park y/o Nomo estadísticas dignas para ser inmortalizados basado en su tiempo en MLB?
Pero tampoco se puede negar que, como los primeros jugadores asiáticos en afianzarse y desafiar a los escépticos y estereotipos que venían con sus llegadas poco tradicionales (con Nomo, específicamente, validando su salto desde NPB, como lo hicieron ocho lanzadores en cinco temporadas después de su llegada), llevan legados importantes.
Ahora debemos fijarnos en una figura que merece un análisis más detallado, ahora que Ichiro ha tumbado la puerta.
Se trata de Hideki Matsui.
Matsui estuvo en la boleta de la Asociación de Escritores de Béisbol de Norteamérica (BBWAA) en el 2018. Fue seleccionado por apenas cuatro de los 422 votantes (0.9%) y por eso no regresó a la boleta.
Cuando observas a la boleta de este año, nos podemos dar cuenta por qué Matsui no fue incluido por los votantes que pueden elegir a 10 por boleta. Hubo 10 eventuales elegidos al Salón de la Fama en esa boleta (Chipper Jones, el dominicano Vladimir Guerrero, Jim Thome, Trevor Hoffman, el boricua Edgar Martínez, Mike Mussina, Larry Walker, Scott Rolen, Fred McGriff y Billy Wagner), sin incluir los complicados casos de Roger Clemens, Barry Bonds y Curt Schilling. Las estadísticas de Matsui ni se acercan a ninguno de los anteriores.
Pero un comité en el futuro debería considerar a Matsui en el contexto completo de su carrera, especialmente con lo que sabemos ahora sobre la calidad en general de NPB no sólo como una liga fuerte, sino también como una fuente de talento establecida para MLB.
En 10 temporadas en las Mayores, principalmente con los Yankees, “Godzilla” fue convocado dos veces al Juego de Estrellas. Bateó .282/.360/.462 con 1,253 hits, 175 jonrones, 249 dobles y 760 impulsadas. Fue el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial del 2009 -- el primer jugador nacido en Japón en llevarse dicho reconocimiento.
Sin embargo, si agregamos su carrera de 10 campañas en NPB, el impacto total de Matsui en el béisbol profesional es mayor -- 2,643 imparables, 1,029 extrabases, 507 cuadrangulares y 1,649 empujadas. Participó en nueve Juegos de Estrellas y ganó tres premios a JMV en Japón
Basado en lo rápido que Matsui se acopló y lo que consiguió en las Grandes Ligas como treintañero, no sería descabellado especular que si hubiera jugado como veinteañero en MLB, esas temporadas hubieran estado relativamente a la altura con lo que demostró en NPB. Nació en Japón, fue elegido en la primera ronda del Draft nipón desde la escuela secundaria y cumplió con su servicio en los Gigantes de Yomiuri. Nada de eso debería reflejarse en su contra al tener en cuenta su vida completa -- y extremadamente productiva -- en el béisbol.
Sería ingenuo declarar que las estadísticas de NPB están a la altura de MLB. Pero también es ingenuo señalar que NPB es simplemente un nivel Triple-A fuera de los Estados Unidos. Si ése fuera el caso, figuras como Ichiro, Ohtani y Yamamoto (quien, cuando estuvo en salud, causó un impacto en el 2024, especialmente en el escenario de la Serie Mundial) no se hubieran adaptado como lo han hecho.
Algunos dirían que la selección de Ichiro no cambia nada. Obviamente, sus números en su carrera de NPB no fueron necesarios para sellar sus argumentos. Aunque debutó con los Marineros a los 27 años, hizo bastante en sus 19 campañas en MLB para justificar la elección en su primer año en la boleta.
Pero el estatus de Ichiro como el Rey Internacional de Hits (4,367 entre NPB y MLB) probablemente haya influido en quedar a un voto de ser elegido de manera unánime.
En el pasado, los votantes del Salón de la Fama han dejado en claro que se trata más de lo que se ha hecho al nivel “Nacional” para que un jugador quede inmortalizado en una placa. Pero ahora que el Salón de la Fama tiene un mayor sabor “Internacional”, los futuros votantes de la BBWAA y los comités deberían considerar más la producción total de un jugador y su influencia.
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