HOLMES, UN DOLOR DE CABEZA
EDGAR TIJERINO M.
4 SEPT DEL 2024
Al percatarme de la forma en que los Rangers dejaron tendidos a los Yanquis por 7-4 con jonrón del novato Wyatt Langford, de 22 años, contra el inseguro cerrador Clay Holmes, en lo que su falla de salvamento número 11, decidí ver lo que había pasado en el fondo de ese noveno inning. Activé la computadora, fijé el cierre de juego con los Yanquis en ventaja 4-3, y me acomodé en la silla. Una imagen me quedó grabada, y no fue la del Holmes tratando de navegar en una balsa agujereada por todos lados entre un oleaje peligroso, sino la del manager Aaron Boone. Durante todo ese tormentoso cierre, Boone estuvo masticando chiclets y haciendo popas, con una mirada de cuatro costuras, observando como su cerrador Clay Holmes, le abría las puertas a los Rangers, para que le sacaran del bolsillo a los Yanquis, una victoria que en el cierre del noveno,con la pizarra favorable 4-3, un out y bases limpias, parecían tener asegurada.
Sin embargo, nunca podemos tirar al monte del olvido, que en el beisbol como en la vida, nada es seguro. ¿Qué hizo Holmes? Llenó las bases sacudido por un hit y cediendo dos boletos. Ahora la mirada de Boone, sin dejar de masticar su chiclet como lo mostraba la pantalla, siempre con sus popas, era una eephus pitch de 30 millas. Holmes enterró 4 pelotas en esos dos boletos y el catcher Treviño realizó unos bloqueos evita-caos. Uno de esos piconazos, después del guantazo, le pegó al bateador en turno y quedó cerca, impidiendo avances…¿Qué estaría pensando Boone que decidió dejarlo pese a todos los síntomas de descontrol, sin pildoras de enderezamiento? Holmes no sudaba. Daba la impresión de permanecer imperturbable pese al empate en tercera y la carrera de la muerte en segunda…El joven Langford entró al cajón de bateo, no sintiéndose un Reggie Jackson y con el conteo de 3 y 2, otra posibilidad de boleto y carrera forzada, hizo swing y metió la pelota a las graderías de la izquierda.
No había más allá. El juego había terminado, y los Yanquis se vieron desplazados del liderato del Este LA, por los Orioles vencedores 9-0 de los pobrecitos Medias Blancas, que juegan como sonámbulos y pierde casi siempre como lo demuestra su balance de 31-109…Holmes con esa cara de "yo no fui", ha desperdiciado 11 posibilidades de rematar juegos. Con la mitad de esa cifra, los Yanquis estuvieran durmiendo tranquilos. Los 29 salvamentos de Holmes es su máxima cifra. Al salir del parque en Arlington, Boone fue a una farmacia buscando calmantes. El dolor de cabeza era insoportable por culpa de Holmes. Como una burla del destino cuando lo estaban atendiendo en la Farmacia, en el noticiero estaba Holmes, lanzándole a Langford con bases llenas y conteo de 3 y 2. Momento cumbre. Boone cerró los ojos. Sabía lo que iba a suceder. Ya no tenía chiclets para hacer más popas, y recurrió a la plegaria del optimista: mañana será otro día. Ojalá brother, ojalá.
HOLMES ENTRE CAL Y ARENA
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