Claudio Rodríguez Otero
La colusión ya ha ocurrido en el pasado en las Grandes Ligas
La posible colusión que los equipos de las Grandes Ligas parecen estar ejerciendo sobre sus jugadores en la actualidad nos recuerda la ya establecida colusión que los conjuntos de la NPB han mantenido en efecto sobre sus peloteros por más de dos décadas.
Esa estrategia está estrictamente prohibida por el covenio laboral que posee el circuito norteamericano con sus jugadores, pero al mismo tiempo no se trata de algo nuevo, sino de una táctica que la MLB ya ha utilizado en el pasado y por la que ya ha sido penalizada.
Antes de 1947, por ejemplo, existió un acuerdo explícito, si bien no escrito, entre los dueños de los clubes de la Gran Carpa para no contratar jugadores negros o de cualquier otra raza distinta a la blanca y ese acuerdo estuvo vigente por décadas.
Jackie Robinson rompió en 1947 la colusión racial de MLB
No fue sino hasta 1947 que el dueño de los Dodgers de Brooklin, Branch Rickey, tomó la iniciativa de contratar a un jugador negro, Jackie Robinson, y acabar así con la barrera racial en las mayores.
Luego, entre 1985 y 1987, los dueños de los equipos de las Grandes Ligas se pusieron de acuerdo nuevamente para conspirar contra sus jugadores, a los que consideraban que pedían demasiado dinero al convertirse en agentes libres.
Con el objetivo de mantenerlos bajo control, hicieron un pacto en el cual ningún equipo le ofrecería un contrato a un agente libre, de manera que éstos no tuviesen más remedio que renovar con sus conjuntos originales.
Los peloteros, conscientes de que algo estaba sucediendo, acumularon montañas de evidencia y llevaron a la MLB a un arbitraje, que luego terminaron ganando. Como consecuencia, los clubes tuvieron que pagarles 280 millones de dólares en compensación.
La gran diferencia entre lo que ocurrió en ese momento y lo que estamos presenciando hoy día en la Gran Carpa es que, en esta ocasión, la conspiración de los clubes en contra de sus jugadores es “legal”.
Cuando la MLB y su Asociación de Peloteros firmaron el actual convenio laboral a finales de 2016, la primera introdujo una serie de artículos en el mismo que le permitiría, bajo todo tipo de excusas, limitar al mínimo sus gastos en salarios.
Los jugadores, liderados por un ex pelotero llamado Tony Clark que no está lo suficientemente preparado como para pelear este tipo de batallas legales y gerenciales, no se dieron cuenta de la trampa que les habían tendido y cayeron en la misma, sólo para arrepentirse luego.
El convenio laboral firmado en 2016 cambió el panorama de la firma del japonés Shohei Otani
Una de las primeras pruebas del error cometido fue la firma del fenómeno japonés Shohei Otani con los Angelinos de Los Ángeles el año pasado, quien se vio obligado a aceptar un contrato de liga menor y a cobrar salario mínimo por ser menor de 25 años y tener menos de 6 años de experiencia como profesional en su país de origen.
Muchos analistas habían vaticinado que la firma del japonés, debido a su notable talento y sus excelentes números, iba a costar entre 200 y 300 millones de dólares en un mercado libre, pero de la noche a la mañana se vio obligado a aceptar el salario mínimo.
Los peloteros pusieron el grito en el cielo y trataron de defenderlo, pero no tuvieron más remedio que aceptar el hecho de que ellos mismos le habían dado el visto bueno al convenio laboral que permitió que eso sucediera.
El hecho de que todavía hayan muchos agentes libres de calidad sin trabajo y de que el jugador más codiciado del mercado actual, Bryce Harper, todavía no esté firmado, ya representa una evidencia contundente de que los equipos están conspirando de nuevo contra sus jugadores.
Otra prueba importante de ello es el hecho de que algunos agentes libres hayan recibido recientemente 4 ofertas idénticas de 4 equipos distintos el mismo día, después de pasar semanas sin recibir ningún tipo de propuestas.
Evidentemente, eso no es una coincidencia, pero el gran problema es que los jugadores no tienen ninguna arma legal para combatir lo que está ocurriendo, salvo que decidan llamar a una huelga.
La colusión que ya ha existido en la NPB por décadas también persigue el mismo objetivo, mantener los salarios de los jugadores bajo control, pero la diferencia que posee con respecto a las mayores es que se trata de un simple tope salarial.
Es decir, existe un acuerdo no escrito entre los 12 clubes japoneses para no pagarles a sus jugadores un salario anual superior a los 650 millones de yenes, que representan más o menos 6 millones de dólares.
La libre competencia existe en Japón, a pesar de la colusión que ha mantenido la NPB por décadas
La libre competencia para firmar a un agente libre existe, como ya la vimos este invierno con el jardinero Yoshihiro Maru, quien recibió ofertas muy generosas de 4 clubes distintos, pero lo que no es aceptado es pagar un salario anual superior a los 650 millones de yenes porque eso desestabilizaría las economías del resto de los equipos.
Algo importante que hay que tomar en cuenta aquí son los estados financieros de ambos circuitos y cuál es el balance de éstos con respecto a los salarios de sus jugadores.
En los años 90, tanto la NPB como la MLB generaban ganancias de aproximadamente 1.000 millones de dólares anuales. Desde entonces, la NPB apenas ha aumentado sus ingresos a 1.300 millones anuales, mientras que la MLB ya superó los 10.000 millones anuales.
Sólo 3 de los 12 equipos japoneses generan ganancias cada año y esos son los 3 conjuntos que pagan mejores salarios a sus jugadores. Las otras 9 franquicias generan pérdidas, pero aún así hacen todo lo posible por pagarles un dinero decente a sus peloteros.
Debido a eso, existe estabilidad y tranquilidad en el béisbol japonés. Los salarios de los peloteros no han aumentado mucho desde los años 90, pero tampoco lo han hecho las ganancias de sus clubes.
Los sueldos de los jugadores de Grandes Ligas han aumentado mucho desde los años 90
Los sueldos de los jugadores de Grandes Ligas sí han aumentado muchísimo, pero curiosamente no lo han hecho al mismo ritmo de las ganancias de sus equipos y ahí es donde está el gran problema que vivimos actualmente.
Mientras los dueños de los clubes de las mayores se hacen cada vez más ricos, los salarios de sus peloteros se mantienen estancados y los primeros, además, están conspirando para mantenerlos así o incluso reducirlos.
Nuestro amigo Arturo Marcano, especialista en la materia, explicó en el episodio más reciente de su excelente podcast Endorfinas que la única arma que poseen los jugadores de la MLB en este momento para combatir el problema es apelar a una huelga.
La única manera de obligar a los dueños de los equipos a sentarse a negociar nuevos términos es quitarles lo que más aprecian, sus ganancias. Una huelga cortaría sus ingresos y eso sin duda los obligará a reconsiderar lo que les están haciendo a sus peloteros.
La ratificación de Tony Clark como jefe de la MLBPA promete complicar las cosas para los jugadores
No obstante, la Asociación de Jugadores dio un mal paso recientemente al ratificar a Tony Clark, quien insistiemos no está capacitado para pelear la batalla que tiene por delante, como su jefe y su representante en futuras negociaciones.
Mientras eso no cambie, el problema se mantendrá tal cual como está y los jugadores seguirán sufriendo las consecuencias de su falta de visión y comprensión del convenio laboral firmado en 2016.
El béisbol japonés, por el contrario, se mantendrá funcionando con la misma estabilidad y tranquilidad de siempre. La colusión con la que trabaja no es justa, pero tampoco interrumpe el desempeño de un circuito que, a pesar de sus carencias, sigue mejorando cada año.
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