Tyler Kepner. The New York Times. 25 de enero de 2019.
Se reunirán otra vez este sábado en la ciudad que electrificaron hace medio siglo, en la primera de un año lleno de celebraciones por el quincuagésimo aniversario de un milagro. Los Mets de 1969, por siempre jóvenes en sus mentes, serán homenajeados en la cena de los periodistas de beisbol de Nueva York, compartirán con las estrellas del presente, Mookie Betts, Jacob deGrom, Christian Yellich, quienes son lo suficientemente jóvenes como para ser sus nietos.
“Cuando llegué a los Mets, Casey Stengel estaba ahí”, dijo el jardinero izquierdo Cleon Jones por teléfono desde Mobile, Ala. “Y Casey Stengel tenía 75 o 76 años de edad. Esa es mi edad ahora. Lo mire y me pareció un Viejo, pero no me veo como un viejo, aun ahora. Cuando regresas y miras todas esas cosas, todo está muy claro, como si hubiese ocurrido ayer”. Jones debutó en las mayores cerca del final de la segunda temporada de los Mets, el 14 de septiembre de 1963, en Polo Grounds. Los Mets, dirigidos por Stengel, quien se retiró dos años después, a los 75 años de edad, perdieron ese día en lo que fue su centésima derrota de la temporada. En 1969, con un prontuario de marcas negativas en su breve historia, ganaron 100 juegos y luego se abalanzaron sobre un inesperado campeonato. Es difícil de imaginar debido al desolado paisaje de los equipos de Nueva York, que el título de los Mets llegó en medio de tres campeonatos locales conectados a 1969. Los Jets ganaron el Super Bowl en enero, y mientras los Mets daban cuenta de los Orioles en la Serie Mundial, los Knicks empezaban su calendario 1969-1970, el cual terminó en título campeonil. “Fue probablemente el año más increíble para los deportes profesionales en la historia de Nueva York”, dijo recientemente Art Shamsky, un jardinero de los Mets de 1969. “Y para nosotros personalmente, parte de la historia no es tanto que hayamos ganado, sino de donde veníamos, Aún el año anterior, habíamos terminado novenos. Shamsky ha escrito un libro acerca de la escena deportiva de Nueva York en 1969, y tiene otro que será publicado en marzo; “After the Miracle: The Lasting Brotherhood of the ’69 Mets” (“Después del Milagro: La duradera hermandad de los Mets del ‘69”), escrito con Erik Sherman. Shamsky es de St. Louis y jugó por última vez con los Mets en 1971, pero todavía vive en Nueva York. “Cuando fui cambiado aquí por primera vez, no me gustaba Nueva York”, dijo él. “Jugaba con los Rojos, y la ciudad era muy grande, los Mets no eran un buen equipo. Estaba un poco disgustado. Pero me enamoré de la ciudad, me mudé a Manhattan, y por supuesto cuando ganas un campeonato, quedarse es una decisión fácil. La gente aún lo recuerda, lo cual me parece increíble”. O tal vez no mucho. En todos esos años desde entonces, los Mets solo han ganado otra Serie Mundial, en 1986 ante Boston. Fue otra victoria milagrosa para los Mets, después de estar abajo hasta el out final, perdiendo por dos carreras con las bases vacías en el sexto juego. Los dos campeonatos contaron con un tipo de simetría única en el beisbol, el pitcher que estaba en el montículo al final de la Serie Mundial de 1969, Jerry Koosman, fue cambiado por Jesse Orosco, quien cerró el juego del título de 1986. Y el manager de los Mets de 1986, Davey Johnson, entregó el último out de los Orioles en 1969, un elevado hacia Jones en el jardín izquierdo. Si Johnson hubiese desaparecido la pelota sobre la cerca, los Orioles habrían igualado el quinto juego, igual que si Mike Piazza hubiese empatado el quinto juego ante los Yanquis en 2000 si su largo elevado hacia el jardín central hubiera traspasado la cerca. Pero ambas pelotas solo produjeron un fugaz suspiro de esperanza; como Bernie Williams en 2000, Jones tuvo esa pelota bajo control todo el tiempo. “Davey Johnson dijo que ese era el batazo más difícil que había dado, y que no se explicaba como no había salido del parque, pero cuando salió el batazo, yo sabía que sería out”, dijo Jones. “Esa fue mi ruta a la fama, el último out y arrodillarme rezando, ‘Baja, bebé, baja’. Las personas me asocian con eso, a todas partes que voy, eso es lo que hacen, se ponen en posición de atrapar la pelota y hincan en una rodilla”. Jones nunca había hecho eso antes, dijo, nunca había atrapado una pelota que significara tanto. Se la dio a Jerry Koosman después, en la celebración del clubhouse. Nadie por entonces además de Ed Kranepool le prestaba mucha atención a la memorabilia, dijo Jones. Kranepool estará ahí con Jones, Shamsky, Ron Swoboda y Buddy Harrelson el sábado. Kranepool de 74 años de edad, está buscando un donante de riñón. Harrelson, también de 74 años, está batallando con el mal de Alzheimer. Tom Seaver, el as del equipo y el jugador más grande en la historia de la franquicia, tiene un viñedo en Calistoga, Calif., pero ha tenido dificultades por años con la enfermedad de Lyme. “Hemos perdido a varios muchachos de ese equipo, muchachos muy importantes para mí”, dijo Shamsky. “Tommie Agee, Donn Clendenon, Tug McGraw. Todos murieron muy jóvenes”. Gil Hodges, el manager, tendría 94 años ahora; falleció de un ataque al corazón justo antes de la temporada de 1972. Jones dijo que Hodges había convencido a los jóvenes Mets de que ganarían si minimizaban los errores, y se disponía de peloteros que aceptaran alternarse por el bien común. “Si el manager hubiera sido otro, Yogi Berra o Wes Westrum, hasta Casey Stengel, no se estaría hablando de los Mets del ‘69”, dijo Jones, refiriéndose a otros managers de los Mets. “Ganamos debido a nuestro líder, el cual era Gil Hodges”. Jones se enfrentó a Berra en su tormentosa temporada de 1975, su última en Nueva York, marcada por un promedio de bateo de .240 y una humillante conferencia de prensa en la cual el dueño M. Donald Grant lo obligó a disculparse por un cargo por delito menor, luego descartado por falta de evidencia, cuando fue encontrado durmiendo en una van con una mujer mientras se recuperaba de una cirugía de rodilla en Florida. Jones fue cesanteado ese verano, jugó brevemente con los Medias Blancas de Chicago en 1976 y se retiró. Jones eventualmente hizo las paces con la organización. Fue coach en el sistema de granjas de los Mets en la década de 1980 y ahora en su retiro se ocupa de restaurar hogares con su esposa Angela, para vecinos de tercera edad en Africatown, el distrito histórico de Mobile donde fue criado. Dijo que pintaron seis casas el mes pasado. “Acabamos de ponerle el techo a una dama en la calle ubicada delante de la nuestra”, dijo Jones. “Pienso que por eso es que ahora soy tan enérgico, Por eso me digo: ‘¿Quien va a decir que tengo 76 años de edad? Deben estar equivocados’”. Por este fin de semana, y a través de este año aniversario, Jones y sus compañeros de equipo se pueden sentir jóvenes por algo más de tiempo. Traducción: Alfonso L. Tusa C. 16-02-2019.
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