No podía ser peor, una barrida, una barrida ante los Medias Rojas de Boston, una barrida en Fenway Park; una barrida ante el acérrimo rival sin mostrar nada, lo contrario, luciendo como un equipo endeble de triple A. No podía ser peor pero sucedió, los Yankees de Nueva York fueron barridos por segunda vez en esta campaña y nadie ve la luz al final del túnel para los Bombarderos del Bronx.
Ni el mismo Gerrit Cole pudo aguantar el empuje de los Medias Rojas y tal parecía que el estelar lanzador no podría poner los pies en el box pues cada par de turnos algún bateador mandaría la bola por encima del Monstruo Verde.
Aún duele a los fanáticos esta manera de perder y lo cierto es que con récord de 40 y 37, los neoyorkinos son cuartos en su división, sin opciones claras de pelear siquiera el wild card de la Liga Americana.
Las interrogantes son muchas: ausencia de zurdos, mal manejo del pitcheo, decisiones desacertadas, mala forma ofensiva de sus principales figuras; en fin, el asunto parece no tener solución a corto plazo, ahora, si algo se impone por su propio peso es la necesidad de cambiar, pues las cosas no salen y el peso de la camiseta, dicta las pautas a seguir, hablamos de los Yankees de Nueva York.
Unos aluden el origen del mal a Marcus Thames, el coach de bateo del equipo, ya que 218 de average colectivo da al traste con el rendimiento actual, como quiera que se mire.
Otros sin embargo, piden la renuncia de Aaron Boone y lo vuelven el máximo responsable del desastre, porque hasta ahora, en lo que va de 2021, hablamos de un desastre de temporada para los Yankees.
Más allá de detalles, creo que lo primero es hacer conciencia de que las cosas van mal, para después comenzar a cambiar; la realidad así lo impone.
Todavía hay tiempo, la cuestión es de ganas de hacer y de tener esperanzas.
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