Por Raymond Pérez
Ahora que lo pienso, no tengo dudas, fue el fenecido periodista deportivo cubano-boricua, Ramiro Martínez, quien me indujo a pensar que entre Roberto Clemente y Orlando Cepeda siempre hubo una rivalidad deportiva mientras repartían palos en las Grandes Ligas.
Todavía de cara a la adolescencia, entre los años 1970-1971, yo no salía para la escuela sin antes haber escuchado las cápsulas deportivas radiales de Martínez, con especial atención a las Grandes Ligas y al detalle especial que le ponía el cotizado comentarista al día a día de Clemente y Cepeda en dichas temporadas.
Fueron años de formación para mí en estos menesteres del periodismo deportivo, cuando ya desde el 1967 comenzaba de a poquito a almacenar como una esponja, data y estadísticas de jugadores de las Mayores, en especial los boricuas. Las tarjetas de peloteros eran como una enciclopedia.
Y en ese ‘mano a mano’ que presentaba Martínez, elogiando a Clemente y su actuación del juego de la noche anterior, y luego a Cepeda, me ponía a apuntar los números estadísticos de ambos en una pequeña libreta.
Pero, hace unos días, terminé de leer un libro, el cual todavía no ha sido presentado oficialmente, de la autoría del profesor camuyano, Luis Rivera Toledo, quien muy gentilmente, me lo obsequió para que lo leyera y le dejara saber mis comentarios, buenos o malos, sobre el mismo.
Orlando Cepeda, niño y joven de la estatua es el título del libro, que recoge básicamente, los pormenores y el vía crucis que pasó el gran toletero boricua en su afán de convertirse en pelotero profesional y su gran meta de llegar a las Grandes Ligas.
El libro tiene una entrevista en profundidad al propio Cepeda, con voces que confirman datos e historia, y que le añaden riqueza a lo dicho por el jugador, que es hoy día miembro del Salón de la Fama de las Mayores. Obviamente, el factor Roberto Clemente y su impacto en la vida del “Baby Bull” no pudo faltar en esta obra literaria, que a mi juicio, también tiene como protagonista el marco social e histórico del Puerto Rico de las décadas desde el 30 hasta finales de siglo 20.
Ya yo estoy claro con el misterio ‘Clemente-Cepeda’ que siempre viví desde niño. Ese tema era obligado en Puerto Rico en los 60 y 70. Tan pronto el profesor Rivera Toledo y el propio Cepeda presenten el libro oficialmente, y usted amigo lector tenga la oportunidad de adquirirlo, seguramente se lo va a devorar como lo hice yo. Y sí, también podrán resolver mentalmente, si es que no lo tiene claro, ese dilema de siempre sobre quién fue mejor, si Clemente o Cepeda. ¿Hubo rivalidad deportiva entre ellos?
Ya verá.
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