ED Vazz
El béisbol dominicano a través de su historia ha sentado un gran precedente de transparencia tanto en el Caribe como en los Estados Unidos. Desde que Osvaldo Virgil abrió la brecha en 1956 jugando para los Gigantes de Nueva York, dominicana se ha dejado sentir profundamente en este pasatiempo. Dentro del paquete de dominicanos que han pasado por las Grandes Ligas hay uno que merece un respeto y una distinción absoluta.
Mateo Rojas Alou supo aprovechar cada, segundo, minutos y horas para aprender todos los secretos que guardaba este pasatiempo anglosajón. Mateo, hermano de Felipe y Jesús Alou, aterriza en Grandes Ligas el 26 de septiembre de 1966 en Los Ángeles.Con los Piratas del Pittsburgh en su primer año castigó la pelotita blanca al son de 342-1966, 338-1967 y 331-1969, indicios de una gran maestría en el cajón de los bateadores. Se inició con los Gigantes de San Francisco, sin embargo no llamó tanto la atención a los directivos de este equipo que lo negociaron por Joe Gibbon y Osvaldo Virgil a los Piratas, en el año 1965, batea ese año para un anémico promedio de 231.
En 1966 Mateo se roba el "show" marcando 342 de promedio y ganando el "Título de Bateo" de la Liga Nacional. Dentro de toda duda el mejoramiento de la "noche a la mañana" del "Big Leaguer dominicano tenía un solo nombre Harry "Sombrero Walker dirigente de los Piratas en 1965. Se comenta que cuando Mateo arribó al campo de entrenamiento de primavera en 1966 este señor comenzó a trabajar en la mecánica de su bateo, el resultado fue grandioso. Walker le recalcó al jugador que no halara tanto la bola hacia el bosque de la derecha porque él no era un bateador de poder.
Era cuestión de hacer algunos ajustes y empezar a regar la bola por todas las bandas. Un dato bien significativo era el hecho de que Walker le dijo: "Hey "Matty" tienes que aprender a usar tu velocidad y empujar la bola hacia el jardín izquierdo", otro detalle importante era el hecho de que tenía que tocar más y golpear la bola hacia el suelo cuestión de conseguir más imparables dentro del cuadro. Aunque usted no lo crea amigo lector este jugador firmó por un bono de $200 dólares a la edad de 16 años en 1957.
El haber ganado el "Título de Bateo" en 1966 lo convirtió en el primer dominicano en ganar un cetro de bateo. De aquí en adelante los éxitos empezaron a reportarse en su carrera como pelotero profesional. Personalmente lo pude ver jugar cuando pertenecía los Piratas del Pittsburgh y en realidad era un problema para los lanzadores sacarlo "out". Era ese primer bate natural en el cual usted podía cerrar los ojos y confiar, cuando usted los abría ya él estaba en unas de las tres bases en posición de anotar.
Vamos un momentito al año 1968, resulta que "Mateíto" finalizó esa temporada con promedio de 332 y perdió el liderato de bateo ante otra máquina de producir sencillos Pete Rose. Mateo en el penúltimo juego de la temporada se fue de 4-4, pero Pete Rose adivinen qué se fue de 5-5. Al entrar en el último juego de la temporada Rose se va de 3-1 y el dominicano no tuvo suerte y se fue en blanco en tres viajes al "pentágono de los bateadores", Rose terminó con 335. En 1972 jugando para los Cardenales del San Luís dispara triple, doble y sencillo frente a uno de los mejores lanzadores de la historia del béisbol Fergunson Jenkins y así llegar a los 1,500 hits de su carrera.
Fue cambiado a los Cardenales del San Luís junto a George Brunet por Nellie Briles y Victor "Vitico" Davalillo. Llega a los Atléticos de Oakland por Bill Vass y el lanzador Steve Easton, fue cambiado posteriormente a los Yanquis de New York por Bob Gradner y Rick MaKenney y termina como jugador activo con los Padres de San Diego.
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