Cualquiera que vea a Brett Gardner pensaría que lleva cuarenta o cincuenta años jugando béisbol, que siempre ha estado con los Yankees de Nueva York pero no, tiene 37 años y para definir el impacto de su figura dentro de los Mulos de Manhattan habría que remontarse a las palabras de Joe Girardi, cuando en su momento expresó que siempre quería a Gardner en su alineación.
No hablamos de un tipo con la pegada o carisma de Derek Jeter, no, como El Capitán no hay nadie, pero igual Brett le imprime un sello particular al juego que todos aplauden; mas allá de sus seriedad, de su ritual pegando en el techo del dogout con el bate, más allá de su rostro serio y su parquedad, es sin dudas al día de hoy, un icono dentro del mejor equipo de pelota del mundo, incluso es el único que permanece en el club, de aquel grupo que ganó la Serie Mundial en 2009.
Brett Gardner es como un talismán, de manera general, sus números no impresionan, 257 de average, 531 carreras impulsadas y 130 jonrones pero cuando vemos sus 231 bases robadas y su OPS de 739, nos damos cuenta de su tremendo impacto; se trata de un pelotero que sabe embasarse y eso en el béisbol moderno es requisito primordial, por ello su inconmensurable valía para un hombre como Joe Girardi.
Se trata de un pelotero indispensable, intocable diría sin temor a equivocarme y si ya lleva trece años jugando para los Yankees, nadie duda que terminara su carrera como jugador activo en el equipo de sus amores.
Ya Gardner es una leyenda viva dentro de los Bombarderos, no con el pedigrí de otros, si con la personalidad de muy pocos y eso vale mucho.
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