viernes, 16 de septiembre de 2022

¿A dónde han ido a parar? Les presentamos las artes perdidas en el béisbol

 Hiram Martínez | ESPN Digital

Tan reciente como en 2010, James Shields lanzaba 9 juegos completos, Cliff Lee se apuntaba seis blanqueadas, Juan Pierre se robaba 64 bases, y era normal que Clayton Kershaw se sacrificara en 18 ocasiones.

En 2021, bastan los dedos de una mano para contar el total más alto de juegos completos y blanqueadas de los lideres, hay que esperar días para ver una base robada y un toque de sacrificio es una rareza hasta con hombre en primera en la parte baja de la novena de un juego 0-0 y ni hablar de una jugada de corrido y bateo.

Cualquier fanático que se durmiera en 1999 y se despertara hoy vería el mismo juego de béisbol, pero jugado de manera muy distinta. Se maravillaría con que un manager tan solo mostrara cuatro dedos para que un bateador corra a primera con una base intencional y se confundiría con verlos que no corren despavoridos a discutir una cerrada en el plato.

¿Qué ha pasado con el juego arriesgado y agresivo del siglo pasado? Sin duda, las estadísticas de nueva generación, mejor conocidas en su conjunto como la sabermetría, han desarrollado nuevas estrategias a la hora de planificar el partido y las nuevas reglas de los últimos 10 años han contribuido a una leve transformación en el béisbol.

Por otro lado, ha puesto en desuso unas destrezas que usualmente eran parte de la cotidianeidad y ahora son artes perdidas.

Aquí, te presentamos algunas de ellas.

La blanqueada y el juego completo

No hay un solo lanzador entre los primeros 20 en la lista histórica de blanqueadas que haya lanzado después del 2000. El líder de los activos en juegos completos es Adam Wainwright con 27 y en blanqueadas es Clayton Kershaw, con 15, la última en 2016. Para que tengas una idea de que tan perdidos son estos artes, el número 100 en la lista de juegos completos es Tom Seaver con 231 y en blanqueadas hay tres lanzadores empatados con 32. El conteo de lanzamientos para proteger los brazos de los abridores y la analítica en el juego han provocado que se vean menos lanzadores cubriendo la ruta y más managers sacando a su abridor en medio de un juego sin hits ni carreras para dar paso a su bullpen. La tendencia de Tampa Bay y Oakland de usar a sus abridores por cinco entradas y hasta menos, se ha extendido a toda la liga: En 2021, solo cuatro lanzadores trabajaron más de 200 entradas.


El toque de bola

Regalar un out para adelantar un corredor no es negocio en el béisbol de la segunda década del Siglo XXI. Mucho menos con aquella vieja práctica de cuadrarse, esperar un lanzamiento y solo ponerle el bate para que la bola cayera en un terreno en el que el pitcher, el cátcher, la primera y la tercera base tuvieran que moverse de su zona de confort para dar un out en segunda y el corredor en primera avanzara. Ni hablar de la jugada de cuña (squeeze play) con hombre en tercera. En los raros momentos en que vemos a un bateador poner un toque, se nota la falta de destreza en el manejo de este difícil arte, aun en un segundo, octavo o noveno bate. "La información de los departamentos de analítica de los equipos nos dicen que después de ese toque no se producen más carreras que dejando el hombre en primera. Y sacrificas un out. Pero a veces hay que hacer excepciones", comentó un escucha.


El corrido y bateo

Este es un arte bastante complicado. El corredor de primera sale al robo de base, con un bateador derecho en la caja de bateo. En esta situación el intermedista se mueve a cubrir su base y el bateador acomoda la bola por su banda contraria usualmente 'detrás del corredor', con buenas oportunidades de que el corredor llegue a tercera. La data sabermétrica apunta a eliminar riesgos y esta es una jugada de precisión, por lo que si es mal ejecutada, las posibilidades de que haya una doble jugada, un intento fallido de robo de base o un out perdido por un elevado son altas. De ahí que sea una rareza en el juego de hoy.


Los lanzadores de un solo bateador

Es la séptima entrada de un juego cerrado con hombre en primera y segunda. Juan Soto llega a batear, sin outs y le siguen dos derechos. Antes de las nuevas reglas de Rob Manfred, el manager podía llamar a un lanzador zurdo para lanzarle a Soto y luego a un derecho para cerrar la entrada. Manfred eliminó esa posibilidad y ahora, el zurdo tendría que enfrentar a los tres lanzadores antes de poder salir. Cierto, Soto le da un hit a zurdos y a derechos, pero al menos el manager salvaba su responsabilidad de hacerlo bien aunque salga mal.


El robo de base

¡Qué lejanos lucen los días de Lou Brock con 118 bases robadas en los 70, Rickey Henderson con 130 en los 80! Para que tengas una idea, en 2001, 15 equipos se fueron por arriba de los 100 estafas y el promedio de la liga por equipo fue de 103. En 1990, 11 jugadores se robaron 40 bases o más; el promedio de la liga fue 127 y los Montreal Expos tuvieron un máximo de 235. En 2021, solamente Starling Marte (47) y Whit Merrifield (40) superaron las 40 bases robadas y apenas cinco equipos superaron los 100 estafas, cuando el promedio por equipo fue de 74. Este es otro efecto de la analítica en el juego: la norma es reducir el riesgo de regalar un out y no importa si te llamas Billy Hamilton, debes esperar con disciplina a que llegue el batazo grande.


Lanzadores al bate y el doble cambio

Finalmente, el bateador designado llego a la Liga Nacional, por lo que fuera de Shohei Ohtani, no veremos lanzadores haciendo un intento de lucir dignamente en el plato. Fuera de la nostalgia de recordar a un Don Robinson, gran bateador de los 80 o a un Tom Glavine en la Serie Mundial de 1995, no pasara mucho tiempo en que los lanzadores dejen de ser extrañados. Lo que si echaré de menos es el doble cambio que usualmente ponía al relevista a sustituir a un jugador de posición para evitar que el fuera a batear en la siguiente entrada. Igualmente, veremos menos a ese bateador emergente de lujo que venía a batear por el lanzador con el juego en la línea. El juego de la Liga Nacional se transformará en el juego de la Liga Americana a partir de 2022... si se juega.


Las discusiones

El entretenimiento colateral de ver un manager en una acalorada discusión con un árbitro por una jugada cerrada o por un batazo por la línea ha desaparecido gracias a la revisión de video. Desde 2014, una jugada cerrada en las bases o en el plato se resuelve con los managers esperando tranquilamente en el dugout que el árbitro se ponga los audífonos y consulte al centro de mando en Nueva York para ayudarle a corregir o mantener su decisión. Cierto que es mejor para el corazón de los managers y la tranquilidad de los hombres de azul, pero ver una discusión fuerte al estilo de Bobby Cox o Lou Piniella también era saludable para el juego y los fans. ¡Ya nadie arranca las bases en este juego!

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