Joe Morgan medía 1,73 metros y pesaba 63 kilos cuando jugaba en el equipo de béisbol de la High School de Castlemont, Oakland. De esa zona habían salido jugadores como Frank Robinson, Vada Pinson y Curt Flood. Lo descubrió un scout que fue a ver a Rudy May -un pitcher curioso, que tuvo su mejor temporada, a los 35 años, con los Yankees, en 1980, consiguiendo el título de ERA de esa temporada con una brillante ERA de 2,46 y lanzando 175,1 innings-, y allí descubrió a ese jugador bajito y escuálido, que se convertiría en MVP dos veces en la Liga Nacional, entraría en el Salón de la fama y se convertiría en uno de los mejores segunda base de toda la historia del béisbol. Un tipo que no llegaba al metro ochenta y pesaba menos de setenta kilos, un «escuchimizado» que no daba la talla física para ser un buen jugador de béisbol. ¿Recuerdas Moneyball? ¿La conversación de los scouts? «Tiene muy buena planta para jugar al béisbol.» Esa «discriminación» que existe en el subconsciente hacia los deportistas que no cumplen un mínimo de «calidad» externa. Nuestro modo de ver los deportes ya nos predispone hacia este tipo de razonamientos; demasiado bajo para jugar al baloncesto, demasiado alto para el béisbol, le falta peso para el rugby… Y eso hace que este tipo de jugadores deban destacar mucho por encima de los demás para mostrar su valor real. Joe Morgan bateaba para la media, lo hacía con fuerza y robaba bases. Parecía algo mejor que los demás, aunque fuera delgado y bajito.
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Nació en 1943 en Bonham, Texas. Era un deportista desde el día que nació, jugaba a football, baloncesto y béisbol. A los 13 años jugó con su equipo en la «Liga Local Babe Ruth«, y durante los tres años que estuvo jugó en el equipo de las estrellas de esa liga. A él le encantaba el baloncesto, pero por sus cualidades físicas no llegaba a un gran nivel, y era mucho mejor jugando a béisbol. Fue al Oakland City College, donde ya empezó a jugar de segunda base, liderando la liga en promedio de bateo y en robo de bases, siendo uno de los mejores jugadores del torneo. Se habló que los Mets o los Yankees estaban interesados en él, pero terminó en uno de los equipos con mejor nombre de toda la historia de la MLB, los Houston Colt .45s, y se fue a la ciudad del petróleo con 19 años.
Empezó en las ligas menores, en los Modesto Colts, en California. Tras 45 partidos lo mandaron a los Búfalos de Durham, equipo que se hizo mundialmente conocido por la película protagonizada por Kevin Costner, Tim Robbins y Susan Sarandon. Allí era el único jugador negro del equipo, el racismo era moneda habitual en los partidos de béisbol -estábamos en 1964- y el entrenador, Billy Goodman no las tenía todas consigo. En el primer partido lo dejó en el banquillo, sabiendo que era el mejor jugador que tenía, y lo sacó en la novena entrada para que consiguiera el Home Run que les dio la victoria. Otro día llegaron para jugar un partido en Winston-Salem, pero no le dejaron dormir en el hotel de los otros jugadores, lo mandaron a dormir en un adosado «especial para negros», el quiso largarse del equipo, pero Billy Goodman lo convenció de que se quedara. Por lo visto el tema de las brujas y brujos de Salem no era sólo una leyenda. Años después, recordando ese día declaró. «Sería bueno para todos decir que cambié de opinión debido al ejemplo de jugadores negros que jugaron antes y que lo tuvieron más difícil que yo, como Jackie Robinson. Pero mi decisión vino de mi propia sensación de vergüenza y más vergüenza. Cuando pensé que debía contarle a mi padre que había renunciado, simplemente no podía largarme». Cada jugador de color que entró en las Grandes Ligas tuvo sus propias experiencias, unos lo pudieron soportar y otros no, y no fue nada fácil para ninguno de ellos. Jackie Robinson fue el pionero, pero los que vinieron detrás no lo tuvieron nada fácil, y menos en las Menores, donde no había ni tantos periodistas ni tanto impacto mediático.
Goodman fue su padre beisbolístico, le enseñó a tener más paciencia en el plato, a no golpear el primer lanzamiento, para poder saber como lanzaba el pitcher al que se enfrentaba, intentando ser más inteligente que el tipo del montículo. Consiguió un BA de .332 y un Slugging de .528. En Houston vieron que tenían un diamante para pulir, y decidieron subirlo al primer equipo antes de lo previsto. Debutó en las Ligas Mayores el 21 de septiembre de 1963, dos días después de cumplir los 20 años.
Durante 1964 volvió a las Menores, en esta ocasión en un equipo de Doble A, los San Antonio Bullets, en Texas, un BA de .323, 90 carreras y robó 47 bases. Fue elegido MVP de la Texas League y se le abrió la puerta para entrar en la MLB. Ese mismo año jugó 10 partidos en las Mayores, y se quedaría allí durante 22 años más.
De 1965 a 1971 Joe Morgan fue el segunda base del equipo de Houston. Fue el mejor en su posición durante alguno de esos años, pero no llegó al nivel que llegaría más tarde. En su primer año completo, 1965, quedó segundo en las votaciones de Rookie del año en la Liga Nacional, tras Jim Lefebvre. En 1966 y 1970 jugó en el equipo All-Star de la Liga Nacional. Durante esos años estuvo entre los cinco primeros de la liga en bases robadas cuatro veces y los seis años entre los cinco primeros en bases por bolas. Apareció junto a Sonny Jackson en la portada de Sports Illustrated.
Joe Morgan tenía la intención de terminar su carrera en Houston, pero en 1971 fue traspasado a los Cincinnati Reds. Él dijo que lo traspasaron porque su entrenador, Harry «The Hat» Walker era un racista, el entrenador dijo que Joe era egoísta, malhumorado y problemático, ellos dijeron… «Todas las historias tienen cien canciones y dos versiones», cuenta el proverbio irlandés.
La gente de Cincinnati no vio con buenos ojos el trade, daban a dos jugadores con peso en la afición, Tommy Helms y Lee May. Cambiar un canijo por esos dos jugadores, estos tipos están locos. Sparky Anderson, el mánager, lo puso en el vestuario al lado de Pete Rose, para que se empapara del «espíritu» del equipo y del juego, y vaya que, si lo logró, «el jugador más pequeño que había entrenado nunca» lideró el primer año la Liga Nacional en carreras anotadas, base por bolas y en embasarse. Entró en el histórico equipo de los Reds, «Big Red Machine» (equipo del que hablamos en el primer número de nuestra revista de Béisbol, «Wild Pitch»), junto a Johnny Bench, Tony Perez y Pete Rose.
En 1972 llegaron a las Series Mundiales, eliminando en la final de la Liga Nacional a los Pirates, Morgan bateó para .263 con dos Home Runs. Pero en las World Series que perdieron ante los Oakland Athletics no estuvo nada bien, con un .125 de promedio de bateo.
En 1973 fueron el equipo que más partidos ganó en la temporada regular, pero perdieron la final de la Liga Nacional ante los New York Mets, que habían sido el equipo que había llegado a postemporada con el porcentaje más bajo de victorias de toda la historia, .509, un ejemplo más de lo imprevisible que puede ser octubre, de nuevo Joe Morgan no estuvo en su mejor momento, dos hits en 20 turnos al bate. En 1974 quedaron segundos de la Liga Nacional Oeste, tras Los Dodgers, Joe Morgan quedó primero en OBP y ganó su primer Guante de Oro.
En 1975 los Reds empezaron muy mal, entre .500 y récord negativo, pero Joe Morgan salió como un tiro, bateando para .400, sólo el eterno Pete Rose le iba a la zaga con su eterno .300. Pero el 7 de junio cogieron la primera plaza para no dejarla. Nadie jugó mejor que Morgan ese año, y se llevó sin ningún tipo de discusión el premio MVP. El equipo consiguió 108 victorias, el mayor número en la Liga Nacional desde los Pirates de 1909. Las Series Mundiales las jugaron contra los Red Sox, una de las más grandes de toda la historia del béisbol. Morgan bateó 7 de 27, pero tuvo la mala suerte que Dwight Evans le cogiera una bola en el aire en el histórico sexto partido, pero dos de sus hits fueron vitales, para la victoria en el décimo inning del tercer partido y en la parte alta de la novena entrada en el séptimo partido. Como siempre, los números desnudos no nos dan toda la información.
Llegamos a 1976, la portada de Sports Illustrated nos presentaba a Joe Morgan como el «Jugador Completo», de nuevo ganaron su división con 102 victorias, derrotaron a los Phillies en la final de la Liga Nacional y se llevaron las Series Mundiales ante los Yankees. Fue el primer equipo de la Liga Nacional, desde 1921 y 1922 que lo había conseguido los Giants, en llevarse dos campeonatos consecutivos. Ningún otro equipo de la Liga Nacional lo ha conseguido desde entonces. De nuevo Joe Morgan se llevó el MVP, segundo y consecutivo, un BA de .320, líder de la liga en embasarse y slugging, 27 Home Runs, 113 carreras anotadas, caminó 114 veces y robó 60 bases. Ganó el Guante de Oro por cuarta temporada consecutiva, una de las mejores temporadas individuales de la historia del béisbol. Joder con el jugador pequeñito que no tenía cuerpo de jugador de béisbol. Apariencias, engañan, ya conocéis la frase.
Y como canta Sabina, «Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido«. Y la «Big Red Machine» se fu desmontando poco a poco, primero se fue Pérez, luego Rose, Anderson fue despedido, y del 77 al 79 siguieron ganando, pero no lo suficiente para ganar las Series Mundiales. Los años de Morgan no fueron malos, su quinto guante de oro consecutivo, y último en el 77. Y con 36 años fue declarado agente libre y volvió a «casa», a Houston, a los Astros, donde jugó durante la temporada de 1980. Después empezó a viajar por el país, dos temporadas con los Giants, una con los Phillies y su último año en la MLB, 1984 con 41 años, en los Oakland Athletics. El 82 fue su último gran año, el 16 en las votaciones de MVP y ganó el Guante de Plata. En el 83 jugó las Series Mundiales con los Phillies ante los Orioles, que ganaron los de Baltimore.
Y cuando se retiro se pasó al periodismo deportivo, desde 1985 hasta el año 2010 estuvo retransmitiendo partidos, después entro en la organización de los Cincinnati Reds como consultor.
Fue detenido en 1988 por la policía de Los Ángeles, acusado de tráfico de drogas, después se supo que la policía buscaba un «hombre negro», y lo detuvieron, lo soltaron a las horas, demandó al cuerpo por actuación «racista» y ganó el juicio.
En 1990 fue elegido en su primera votación como miembro del Salón de la Fama.
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