By Michael Clair/MLB.com
Es posible que nadie elija ser un lanzador de bola de nudillos. La mayoría de los pitchers preferirían lanzar fuego por encima de estar obligado a ser uno de esos que acuden a ese pitcheo ondeante. Por eso es adecuado que el hombre señalado como el inventor de dicho lanzamiento lo encontró de su propia extraña manera.
Presentamos a Thomas “Toad” Ramsey. El serpentinero “descubrió” la bola de nudillos tras un desafortunado accidente. Trabajando como obrero, Ramsey se cortó el tendón en el dedo índice, que lo obligó a agarrar la bola casi con las uñas. Esto produjo dos “curvas” diferentes o lo que calificaron como drop-balls.
Aunque no era propiamente una bola de nudillos -- y los medios del siglo 19 no llegaron a darse cuenta de la gloria que recibiría este pitcheo -- fue una clase de dicho tiro. Podemos llamarlo el prototipo de la bola de nudillos, con movimiento similar a la curva de nudillos.
Fue un lanzamiento devastador y los bateadores no lo lograron descifrar. El periódico Chattanooga Daily Times dijo que Ramsey lanzaba su “drop-ball” con su “mano izquierda como si fuera un mago y su brazo fuera la varita mágica”.
Esa habilidad resultó en una de las mejores temporadas en la historia del béisbol. Con los Coroneles de Louisville en 1886, Ramsey encabezó la liga con 588.2 entradas y lanzó 66 juegos completos. Además, ponchó a 499 bateadores. Prácticamente duplicó ese desempeño en la siguiente campaña, incluyendo 17 abanicados en un partido contra los Azules de Cleveland -- esto durante una época en la que un pitcher necesitaba cuatro strikes para retirar a un bateador.
Por eso Ramsey fue un gran proponente de que se registraran los ponches -- mucho antes de que la revolución de la sabermetría trajera dicho aspecto al panorama.
“Si uno de mis lanzamientos es bateado hacia el torpedero, quien la fildea y la tira a tiempo hacia la primera base, el resultado es un out para el inicialista y una asistencia para el campo corto. Pero nada para mí”, explicó Ramsey. “Pero si ese torpedero hubiera estado en otra posición y la bola se le pasa, se registra como un hit concedido por mí. No tiene sentido porque todo está fuera de mi control cuando la bola sale de mi mano”.
Este es el mejor ejemplo de su amor por el ponche: En una ocasión al nudillero le ofrecieron US$100 por lanzar un partido, pero Ramsey en vez pidió US$5 por abanicado.
Naturalmente, Ramsey tuvo como meta conseguir cada out por la vía del ponche -- hasta dejó pasar bolas bateadas hacia la lomita. Terminó con 24, pero tuvo que conformarse con US$50 y una semana de alojamiento.
Desafortunadamente, todos esos innings -- y el amor por la bebida (también es visto como el inventor de un cóctel -- resultaron en una breve carrera para Ramsey. Después de su primer presentación en 1885, su retiro llegó después de 1890 (aunque en dicho año fue el líder de la liga en ponches por cada nueve capítulos).
Por eso, la próxima vez que vean un lanzamiento de nudillos confundir a un bateador, vale la pena que recuerden a Toad Ramsey.
Michael Clair escribe para MLB.com.
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