sábado, 17 de octubre de 2020

EL EMERGENTE. El Rey Félix sigue siendo un pitcher con mala suerte

 


EL EMERGENTE

Por Ignacio Serrano

Félix Hernández es un pitcher con mala suerte. O eso, al menos, es lo que piensa una parte importante de la afición, que vio siempre en el número de victorias y derrotas una manera de medir los logros de los monticulistas.

Por lanzar con Seattle desde su debut, en 2005, sufrió con frecuencia la falta de apoyo ofensivo y únicamente tiene 169 victorias, a pesar de sumar casi 3.000 innings, con 3.42 de efectividad.


Es cierto que pertenecer a los Marineros hasta 2019 le robó una cantidad importante de juegos ganados. Después de todo, en lo que va del siglo 21, el venezolano es el serpentinero con más aperturas de siete o más innings y tres o menos carreras en las que su equipo, pese a tales actuaciones, perdió: nada menos que 60.

De las 136 caídas que contabiliza el carabobeño, 28 ocurrieron en encuentros así, de acuerdo con lo que arroja el motor de búsqueda de Baseball Reference.

Hernández, sin embargo, fue feliz en la ciudad occidental. Y lo fue, por muy buenas razones que algunos fanáticos a menudo no advierten.

Voluntariamente decidió mantenerse en esa organización, cuando ha podido esperar el tiempo que le faltaba para declararse agente libre alrededor de 2012, y a cambio de eso recibió mucho, tanto en el plano material como en el intangible: más de 200 millones de dólares en salarios, el contrato más rico que llegó a tener un serpentinero en su momento y, sobre todo, la seguridad de vivir con su familia en una urbe tranquila, considerada por muchos estadounidenses como paradisíaca, sin presiones de grandes medios de comunicación y la posibilidad de ser un héroe local, alguien de quien todos allá se sentían orgullosos.


El nativo de Flor Amarillo podía caminar por la calle, ir al célebre mercado de pescado y convertirse en el centro de una fiesta que convocaba a cientos de miles de personas cada cinco días, cuando la Corte del Rey se atiborraba en el poste del left en el Safeco Field porque era "Felix Day".

Todo eso pasó, aunque a menudo no se incluye en la ecuación. No importa. Para lo que queremos abordar aquí, Hernández igual tuvo mala fortuna, porque Seattle quedó fuera de los playoffs entre 2005 y 2019, así que el derecho nunca conoció qué se siente al lanzar en postemporada.

Y vaya que lo ha deseado. Cada año, al reportarse al Spring Training, recordaba que esa, y no otra, era su meta. Lo había conseguido prácticamente todo en los diamantes. Le faltaba la emoción de pelear la conquista de una Serie Mundial.



Entonces firmó como agente libre con los Bravos. Luego de un trienio para el olvido, acosado por lesiones, el descenso de la velocidad de su recta y una urgente transformación que le ha tomado tiempo y esfuerzo, recibió una invitación sin lugar garantizado en el roster de 40, pero con la posibilidad de ser el quinto miembro de la rotación si lucía bien en los entrenamientos.

Y vaya que lució bien. Brilló. Fue de lo mejor de Atlanta en los juegos de exhibición. Y un par de semanas antes del Día Inaugural, la pandemia mundial de covid-19 postergó la temporada 2020.

Es una historia desoladora. Hernández llegó en busca de un cupo que quizás estaría libre por dos o tres meses, mientras el as Cole Hamels se recuperaba de una lesión y entraba a la rotación. Solo tendría ese breve lapso para atornillarse en el staff de los indígenas.

No sabíamos entonces que Hamels perdería toda la justa, salvo por un encuentro. Que Mike Soroka también se lesionaría, y Tommy Milone. Que Sean Newcomb terminaría fuera de la ecuación, que los aborígenes se la pasarían entre agosto y octubre en la búsqueda de abridores confiables.


El Rey Félix se perdió esa oportunidad, porque no quiso arriesgarse a jugar en plena pandemia. No lo hicieron público los Bravos ni sus representantes, no lo dijo el jugador. Pero ciertas condiciones preexistentes le hicieron temer por su salud. 

Es verdad que durante casi 50 días no se han detectado casos positivos en la MLB. Pero al comienzo de la campaña sí los hubo y Hernández concluyó que lo prudente era abstenerse. El coronavirus nacido en la ciudad china de Wuhan es especialmente peligroso para los ancianos y las personas con condiciones preexistentes.

Así que uno de los mejores monticulistas de este siglo, el venezolano con más victorias en la historia de la Gran Carpa, el que tiene más ponches y más innings, está viendo los playoffs frente al televisor. Y sí, sus Bravos, el elenco al que todavía pertenece, es uno de los protagonistas de esta postemporada.

No deja de ser un desconsuelo y seguramente será una historia muy triste para el diestro. Luego de lucirse en los entrenamientos primaverales, temeroso de arriesgar su salud, prefirió hacerse a un lado y perderse precisamente lo que nunca disfrutó: competir como parte de un equipo que es una maquinaria de hacer carreras y que está a punto de disputar la Serie Mundial.

Lo dicho: es un pitcher con mala suerte.

Ignacio Serrano

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