Los Leones llegaron al domingo con chance de alargar su vida en la División Central, pero se eliminaron a sí mismos, al perder los dos juegos contra los Bravos. Terminan con el peor récord de la LVBP, con nueve caídas en sus últimos 10 choques y sin poder ganar una sola serie particular
Por Ignacio Serrano
ElEmergente.com
Una de las temporadas más grises en la historia del Caracas terminó este domingo, con el peor colofón posible: con una barrida en la doble cartelera ante Margarita, en el estadio Universitario, que resultó casi una auto inmolación, pues les bastaba con ganar los dos juegos para mantenerse con vida en la ronda eliminatoria y los perdieron los dos.
La tropa que condujo por segunda ocasión Víctor Gárate llegó a disputarle a Caribes el primer lugar en diciembre e incluso desplazó a Lara del liderato de efectividad colectiva cuando el calendario promedió su primera mitad. Pero termina con el peor récord del circuito (15-25), la mayor cantidad de errores defensivos (49) y la segunda peor efectividad (5.92).
El desplome fue total, conforme se acercaba la Nochebuena, y se consumó desde la víspera de Año Nuevo, con nueve tropiezos en los últimos 10 compromisos y la definitiva eliminación.
DATO.En términos históricos es también el peor momento en la historia de la franquicia caraquista. Son 11 años sin lograr una corona, la sequía más larga para el club con más coronas en la LVBP, y el inicio infructífero de un nuevo decenio, después de haber cumplido, por primera vez, una década completa sin títulos, la de 2011-2020
La prueba más evidente de la indefensión de los melenudos estuvo en las series particulares. No ganaron una. Ni siquiera una. Perdieron ante Cardenales, Bravos, Águilas, Navegantes y Tigres, empataron ante Caribes y Tiburones.
El radical patinazo de las últimas semanas impidió aprovechar el desplome de Aragua, que sufrió para clasificar y terminó haciéndolo con tres juegos por debajo de .500, muy por encima de sus primos felinos, que dijeron adiós con 10 bajo .500 y hasta vieron cómo los alicaídos Tiburones les dejaban atrás.
La suerte de los capitalinos pudo ser otra, de no resultar tan endeble la rotación. El bullpen sostuvo las ilusiones durante buena parte de la justa, hasta que el agotamiento reventó ese cuerpo de bomberos que llegó a ser uno de los mejores del campeonato.
Los iniciadores terminaron con 7.01 de promedio. Los apagafuegos desmejoraron hasta cerrar en 5.16. ¿Cómo podía ganar una divisa que en sus últimos 10 topes permitió 90 carreras?
UNA CIFRA: 3.1Esa fue la cantidad de innings que promediaron los abridores caraquistas: apenas tres y un tercio. La brutal carga que cayó sobre los relevistas explica por qué se desfondó el staff, al tener que relevar una y otra y otra vez, prácticamente sin descanso, hasta sumar 202.1 entradas frente a solo 132.1 de los pitchers de supuesto largo aliento
Tampoco ayudó la importación y mucho menos la rigidez presupuestaria que desde arriba se le ha impuesto a la oficina. Los Leones han tenido que pasar largas semanas sin completar su cuota de importados desde el torneo 2019-2020 y con frecuencia han contratado refuerzos extranjeros muy por debajo del cartel --y del nivel-- de sus socios de liga, dando ventajas a los adversarios.
Una ley de la vida dice que toda derrota trae consigo una riqueza que es menester descubrir, a fin de poder crecer y avanzar. Cuesta hallar, sin embargo, el aspecto positivo de una escuadra en la que, para el rescate, apenas quedan algunas actuaciones individuales, como el irrumpir del novato Jhonny Pereda, los tablazos del slugger José Rondón, el esfuerzo de Wilfredo Tovar, la consistencia de José García, los relevos de Loiger Padrón, el hallazgo de Ronny Cedeño y poco, muy poco más.
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