domingo, 30 de mayo de 2021

EL EMERGENTE. La nueva fórmula de Cardenales: cambiar veteranía por juventud



 EL EMERGENTE

Por Ignacio Serrano

Talento joven a cambio de peloteros veteranos, listos para la brega. Esa ha sido la tónica de los dos canjes acordados en la LVBP entre Cardenales y Tigres en las últimas semanas. Lara se ha hecho de jugadores con más futuro que presente. Aragua ha conseguido piezas para competir ya, sin importar el veto de la MLB.

¿Qué gana y qué arriesga cada escuadra con este nuevo movimiento? Empecemos aquí por los occidentales.

La gerencia crepuscular parece decidida a llevar a cabo un proceso de renovación. Entregó primero al receptor Francisco Arcia y a los pitchers Ángelo Palumbo y Leonel Campos. Ahora se marchan el relevista Jesús Sánchez y el campocorto Deiner López. Son cinco nombres reconocibles en la exitosa zaga de los alados en este último lustro.

La tendencia queda clara si se repasan transacciones anteriores. A finales de 2020 también cedieron a los pitchers Andrés Machado, Ósmer Morales y Ángel Padrón, Y hace casi exactamente un año también se fue David Martínez.

Una de las razones de la asombrosa racha de los pájaros rojos, ya con cinco finales consecutivas, es su base criolla experimentada y competitiva. Y la piedra angular de ese grupo ha sido el cuerpo nativo de lanzadores.

¿No luce como un riesgo muy grande conceder a todos esos veteranos en tan poco tiempo?

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La primera parte de esta renovación no terminó mal. Los larenses regresaron a la serie decisiva y solo la derrota definitiva contra Caribes de Anzoátegui frustró ese impulso, en enero pasado.

La segunda parte de esta renovación, esa que estamos presenciando ahora, es incluso un poco más drástica. El año pasado al menos arribaron algunos guerreros con largo recorrido, como Gorkys Hernández y Wilking Rodríguez. Ahora puros prospectos.

¿Es malo cambiar edad avanzada por juventud? Todo deporte de alta competencia exige un progresivo recambio. Quien no lo hace se arriesga al estancamiento. Por supuesto, el otro riesgo es que el plan salga mal. Pero esa es la tarea de toda gerencia, hacer cálculos y halar el gatillo cuando parezca adecuado.

Veamos este caso específico: Sánchez fue el pitcher más usado en el bullpen B. En las últimas dos o tres campañas fue empleado en momentos de apremio ocasionalmente, pero perdió ese lugar en el bullpen A que llegó a tener en algún instante. Le tocaba aparecer temprano en los juegos, rara vez protegiendo ventajas en el último tercio. Y López, aunque útil en las primeras de cambio, pasaba siempre a reforzar la banca en el último mes y medio, cuando el roster se completaba.

El frío cálculo sugiere que ninguno cumplía un papel fundamental. Valiosos, sí, pero no imprescindibles. Cardenales pierde algo de profundidad, pero en situaciones normales esa profundidad debería ser cubierta por las nuevas piezas y los reclutas que se están formando en Barquisimeto, ¿verdad?

El problema es que la pelota invernal ya no parece vivir una situación normal, especialmente la LVBP. Cada vez hay más restricciones con los peloteros de Ligas Menores. En 2020 llegaron el catcher Gabriel Moreno y los pitchers Máximo Castillo y Alejandro Requena, pero todos tuvieron que ir haciéndose a un lado, Requena el último, y lo mismo ha pasado con otros jóvenes con ese perfil, como Luis Oviedo.


El talento adquirido ahora es considerable. No hablemos de William Contreras, instalado como careta titular de los Bravos de Atlanta, o el monticulista Wladimir Pinto. A ellos, llegados en marzo, se suman Carlos Narváez y Brayan Pérez.

Narváez solo tiene 22 años de edad, pero en su carrera en Ligas Menores se ha embasado a una alta rata (tiene OBP de .368, brillante para un catcher). Aún no enseña poder, pero sí contacto (.271 en cinco campañas) y, lo mejor de todo, un brazo de temer.

Este último aspecto es la mayor promesa, y conste que su capacidad para ponerse en circulación ya es llamativa. No en todos los cambios se consigue a alguien que pone out a los robadores contrarios a un promedio de entre 40 y 50 por ciento de las veces. Notable.

Narváez, que es primo del bigleaguer Omar Narváez, se suma a un interesante relevo de los pájaros rojos detrás del plato, alrededor del veterano Yojhan Quevedo. Ya algo de eso se vio con el aporte de Moreno.


Pérez es un zurdo todavía más joven, es veinteañero, y no solo es un ponchador (9,2 fusilados por cada nueve actos) sino que también es controlado, lo que resulta casi idílico (2,3 boletos por cada nueve episodios es excelente). Hasta ahora ha sido capaz de aislar los jonrones, puede ser abridor y sobre todo relevista.

Son buenas piezas. Los cuatro lo son. Si Lara puede tenerlos en el campo, especialmente al llegar enero, habrá ganado mucho, renovando su nómina y entregando por ellos a buenos jugadores que eran sustituibles. Pero si MLB arrecia con sus limitaciones, pudieran terminar siendo solo una línea en una hoja de Excel en las oficinas del estadio Antonio Herrera Gutiérrez. Que eso suceda o no nos dará la respuesta final sobre esta transacción.

Ignacio Serrano

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