sábado, 5 de marzo de 2022

En la pelota | Una historia de fracasos y con siete Hall de la Fama

 


Cuando los Atléticos, entonces de Philadelphia, no ganaban, fueron llamados los Elefantes Blancos, 1915-1928, 14 años.

El propietario y mánager era Cornelius Alexánder McGillicuddy, o Connie Mack, quien, según los diarios de Pennsylvania, se dijo: “¡Nada peor que perder, nada mejor que ganar!”, y anunció sus planes…: “Presentar en el terreno una alineación invencible”.

Y de “invencible” calificó la prensa de todo Estados Unidos al equipo de Philadelphia en la primavera de hace 95 años, antes de las Series Mundiales de 1926, 1927, 1928 y 1929. El motivo, que reunía a siete futuros del Hall de la Fama, Ty Cobb leftfielder, quien a los 41 años de edad bateó para 339 en 1926, 357 en 1927 y 323 en 1928; Eddie Collins, 40 años, segunda base; Zack Wheat, rightfielder, 39; y los jovencitos, el cátcher Mickey Cochrane, 24 años; el centerfielder Al Simmons, 25; el primera base, Jimmie Foxx (19) y el pitcher Lefty Grove, 27.

Tres años estuvo Mack organizando aquel róster con gente que iba rumbo a Cooperstown, pero no llegaban a la Serie Mundial.
En 1926, los Yanquis ganaron el título de la Liga Americana con record de 91-53; segundos los Indios, 88-66 y terceros los Atléticos, 83-67. La Serie Mundial la ganaron los Cardenales en siete juegos.

En 1927, los Yanquis, con su inmortal Murder’s Row, ganaron otra vez en la Americana, 110-44; y los Atléticos fueron segundos, 91-63. Los Yankees le ganaron la Serie Mundial los Piratas en cuatro juegos.

En 1928, volvieron a ganar los Yanquis y otra vez con más de cien juegos, 101-53. Y en la Serie Mundial fueron tan rápidos como podían y despacharon a los Cardenales en cuatro fechas.

Los Yanquis también estaban entonces cargados de futuros miembros del Hall de la Fama, como Babe Ruth, Lou Gehrig, Earle Combs, Mark Koenig, Bob Meusel y Tony Lazzeri, o sea la histórica “Murderers Row”.

Finalmente, los Atléticos de Philadelphia, con su mánager propietario, Connie Mack, ganaron en 1929, hasta la Serie Mundial. Vencieron a los Cachorros en cinco juegos, después que se titularon con record de 104-46, sobre los Yankees, 88-66.

Durante los 50 años de Mack mánager, 1901-1950, dirigiendo sin uniforme, de saco y corbata, y sin salir del dugout, los Atléticos ganaron nueve campeonatos y cinco Series Mundiales. Para protestarle a los umpires, Mack los llamaba a que fueran hasta su dugout.

Los Yanquis fueron mediocres en ese año 1927

Aquel año,1927, fue el del gran salto de los Yanquis, de un equipo mediocre a convertirse en el más ganador en la historia del beisbol.

Jugaron 22 años, desde 1901, antes de ganar su primera Serie Mundial, en 1923. Había sido los Orioles en Báltimore, después los Highlanders, y los llamaron Yanquis, fue a partir de 1913.

Frente a los Gigantes lograron ese primer éxito en Series Mundiales, en seis juegos. Por cierto, ese fue el año, 1923, cuando inauguraron el primer Yankee Stadium.

Ahora los Yanquis han ganado 27 Series Mundiales y 40 títulos de la Liga, mientras que en sus 121 años de existencia, han jugado en cinco stadiums, el de Báltimore, el Hiltop Park, el Polo Grounds y los dos Yankee Stadiums.

Cuando jugaban en Báltimore, 1901-1902, estaban valorados en 35 mil dólares. Y en 1979, George Steinbrenner los adquirió, por ocho millones 800 mil. El último avalúo según la revista “Forbes”, es de cinco mil 250 millones. ¡Van bien, muchachos, van bien!

La artimañas de Mack cuando era receptor

Connie Mack ha sido uno de los personajes más pintorescos del beisbol. Antes de ser mánager-propietario de los Atléticos, fue durante 11 temporadas, cátcher de tres equipos de la Liga Nacional.

En esa época, la noche anterior a cada juego de ellos como home club, Mack ponía en su refrigerador la mitad de las pelotas con las cuales se jugaría. Al sacarlas al día siguiente, las marcaba con un pequeño punto azul. Cuando estaban en el terreno y como él era el receptor, si la pelota no tenía esa marca, le pedía cambio al umpire.

Además, la persona encargada de las bolas, se cuidaba de entregarle al umpire solo las marcadas, cuando bateaban los visitantes pero solo las sin marcas cuando bateaba el home club.

Lógicamente, unas pelotas que han pasado 10 o más horas encerradas en una nevera, son bastante menos salidoras que las otras.
Pero nunca se supo de esas artimañas de Mack, hasta después de retirado, en 1952, cuando lo reveló en una entrevista.

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