Nació en Maracaibo el 17 de febrero de 1922. Deportista (disciplina: béisbol). Fue uno de los mejores polifacéticos del béisbol venezolano, ya que lo mismo jugaba en los jardines que en el campo y en la receptoría o que lanzaba y bateaba a la derecha. Debutó en el profesional en 1946 con Venezuela bateando 338; jugó dos temporadas más con ese equipo (1946-1947 y 1947-1948) y más tarde, cinco temporadas (hasta 1952-1953) con Magallanes, dejando en ocho años un promedio ofensivo de 222.
Al recibir un pelotazo en un juego, dio paso a Camaleón García, quien se mantuvo activo por sobre 600 juegos seguidos. Humberto Pipita Leal, luego de hacer sus estudios de primaria y de haber estudiado algo de la segundaria, se dedicó a trabajar en la Industria Petrolera, y a practicar el béisbol, deporte al cual dedico buena parte de su existencia. Fue un pelotero aficionado muy destacado, a tal punto, que representó al Zulia en el primer Campeonato Nacional de Béisbol Aficionado, en la máxima categoría, efectuado en la ciudad de Caracas, Capital de la Republica, jugando la Tercera Base del equipo “The Best”, que resulto campeón en ese torneo. Su actuación fue tan destacada, que el equipo Vargas de Caracas, que lo subió a la categoría de Profesional, contratándolo para desempeñar la tercera base de ese equipo; de esa manera, se inicia la carrera peloteril de este Maracaibero ejemplar dentro de nuestra pelota profesional. En el profesionalismo, actuando en Caracas, jugó con varios equipos, además del citado Vargas, a saber: el Venezuela de Juan Antonio Yánez (Yanecito); y el Magallanes de don Carlos Lavoud, en el cual estuvo la mayor parte de su tiempo, hasta que ese equipo se convirtió en Oriente.
Cuando terminaba la temporada de béisbol en nuestra capital, se venia a Maracaibo, a jugar en el Estadio Olímpico, hoy Alejandro Borges, para algún equipo de nuestra ciudad; así fue como jugó con el equipo Pastora cuando fue piloteado por Adolfo Luque, Piloto cubano, quien dirigía exigiéndole a sus jugadores el máximo de sus posibilidades, sobre todo, en el juego inteligente, a fin de sorprender al contrario; en éste orden de ideas, ese técnico cubano, se formo un gran concepto de este pelotero, manifestando en torno a él, que era uno de los peloteros mas inteligente que había dirigido en el béisbol.- Además, jugó en Maracaibo para Gavilanes y para Orange Victoria. Siendo jugador de esos equipos profesionales, varios de ellos, resultaron campeones; razón por la cual, asistió a algunas Series del Caribe.
No fue un pelotero estrella, al estilo de un Luis Aparicio o de un Víctor Davalíllo; pero fue siempre un jugador útil a su club, por las siguientes razones: en el campo, podía jugar todas las posiciones, menos la de lanzador; y en todas éllas, se comportaba a la altura de las circunstancia. Era rápido en las bases; y en virtud de su inteligencia, el manager lo utilizaba para transmitir las “señas”, o indicaciones de jugadas, a los otros compañeros. Por eso, “El Príncipe de Belén” Lázaro Salazar, Piloto de Magallanes, lo tuvo siempre dentro de su filas. Como hecho interesante de su vida, en la temporada 1.949-1.950, tal vez la mejor de su carrera, jugando la tercera base de Magallanes en Caracas, inesperadamente se lesionó, por lo cual, tuvo que retirarse momentáneamente de juego activo; por ello fue sustituido por Luis “Camaleón” García, quien se iniciaba esa temporada en el profesionalismo, resultando a la postre, uno de los mejores jugadores de béisbol que ha producido nuestro país. A partir de esa lesión Pipita no fue el mismo, por lo cual, su trabajo se redujo a suplir las fallas de algún jugador, especialmente a el gran Vidal López, gloria de nuestro país, y quien, en sus últimos años, no jugaba los partidos completos debido a su peso, pues engordó demasiado. Terminó sus días de pelotero, jugando su última temporada con el equipo Caracas; pero ya no como jugador activo, si no que lo utilizaban en el aspecto técnico del juego, enseñado los secretos del mismo, a los nuevos pinos de ese equipo.
Siempre tuvo un gran deseo de superación; y dándose cuenta de que la vida activa del pelotero termina aproximadamente a los 40 años de edad, se preparó para cuando no pudiera seguir trabajando dentro de ese deporte. En consecuencia, cuando jugaba con el Magallanes, trabajo a medio tiempo en el negocio de Don Carlos Lavoud Eléctricos Caracas, con dos finalidades, a saber: reunir un dinero para abrirse paso en el comercio, llegado el caso; y aprender el negocio de los artefactos eléctricos; a tal fin, aprendió Mercadeo en un Tecnológico. Retirado del béisbol, se dedico al comercio de insumo para la instalación de la energía eléctrica, vale decir: cables, bombillos, toma corrientes, etc.
Desarrollo su actividad comercial, surtiendo a los comerciantes minoristas del mercado de Caracas; y en virtud de su prosperidad, logro hacer negocios con la Casa Pineda, razón por la cual, la fortuna se hizo presente. En ese deseo de superación, se convirtió en socio propietario del prestigioso Club Social caraqueño “Los Cortijos” , donde cosecho buenas amistades, entre las cuales, para no hacer muy larga la lista, mencionaremos al Presidente Rafael Caldera, el Compositor Simón Díaz y German “Chiquitin” Ettedgui. Su vida social dentro de ese Club, en compañía de su familia y de nosotros sus amigos, fue muy provechosa, ganándose la simpatía de todos, a tal punto, que era el organizador de los eventos deportivos en los cuales participaba “Los Cortijos”; en tal sentido, fue el eterno Secretario de Deporte en las Juntas Directivas de ese Club.
Su prestigio a llegado a tal punto, que el moderno parque deportivo, dotado de energía eléctrica de ese Centro Social, fue bautizado con el nombre de Humberto “Pipita” Leal a fin de eternizar su nombre en dicho Club. De esta manera, se hace justicia a un zuliano ejemplar; que como hombre, ha cometido errores y ha tenido debilidades, producto de la imperfección humana; pero que siempre ha obrado de buena fe, respondiendo a la imposición de un imperativo categórico “el cumplimiento del deber”; pero esos posibles defectos, no han mermado sus grandes virtudes ciudadanas, por lo cual puede considerarse como un buen ejemplo para la juventud deportiva del Zulia, y por ende, de nuestro país.
Deben citar la fuente de este texto: Diccionario general del Zulia (1999 y 2018), de Jesús Ángel Semprún Parra y Luis Guillermo Hernández
ResponderEliminarDisfruté mucho la lectura de esta reseña. Se la leí a mi padre, Ramon Tellez, el cual compartió mucho con Pipita en Los Cortijos, y antes en el Estadio Universitario junto a otros ex peloteros como Luis "Mono" Zuluoga. Gracias por los recuerdos.
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