5 PITCHERS QUE ROMPEN LA PISTOLA DE RADAR SIN USAR LA RECTA
La pistola marca 100 y todos gritan "recta". Error. Bienvenido a la era de la bala con volante: lanzamientos que viajan como misiles y, en el último metro, se hunden, se cortan o cambian de carril como si tuvieran GPS propio. El beisbol de 2025 convirtió la velocidad en un acto de magia negra: la matemática dice "imposible", el bateador hace swing… y la pelota ya no está ahí.
Los grips modernos, el entendimiento del giro y un zoológico de agarres prohibidos parieron monstruos: sinkers que corren como ríos desbordados, cutters que se mueven una pulgada asesina y splitters que caen por un trapdoor invisible… a más de 100 mph. Es velocidad con truco, engaño a quemarropa. Para el hitter, decidir es una ruleta rusa; para el juego, es una nueva tiranía.
Estos son cinco brazos que demuestran que el radar no cuenta toda la historia—porque lo que viene a 100 no siempre llega recto.
1) Jhoan Duran — el splinker de 100+
El cerrador de Minnesota creó un híbrido entre splitter y sinker: entra como recta, se separa y luego se cae tarde. Lo ha llevado a 100–102 mph. Para el bateador es trampa: su swing llega a la zona media y la pelota ya está en los cordones.
2) Aroldis Chapman — sinker de 102 mph con vida
Todos recuerdan su cuatro costuras de 105, pero el lanzamiento más injusto de Chapman es su sinker a 101–102 mph con arm-side run feroz: arranca en el corazón y se escapa hacia el lado del brazo, hundiéndose en el último metro. Si lo combina con slider, el bateador tiene que elegir entre tarde y por arriba o temprano y sobre el pie. En comando, es un festival de rodados y swings rotos.
3) José Alvarado — cutter con mal genio
El zurdo de Filadelfia reinventó su carrera al abrazar una cortada que ha tocado 100–101 mph. Muere hacia el guante y, empalmada con su sinker, crea un efecto tijera: una se va, la otra regresa, ambas a velocidad absurda.
4) Camilo Doval — cutter a 100 y látigo en 90s
El taponero de San Francisco mezcla una cortada de 99–100 que rompe tardísimo con una slider que parece latigazo. La cortada es "recta hasta que deja de serlo"; si esperas la slider, te pasa por arriba del barril.
5) Jordan Hicks — sinker de 104 mph
No es cuatro costuras: es dos costuras con vida propia. A 103–104 mph se hunde y corre hacia el brazo. El bateador cree que encontró el ángulo… y la bola huye al final. Cuando localiza, genera contacto en el suelo como imprenta.
La moraleja
"100" ya no significa "recta". La ingeniería de grips y el entendimiento del eje de giro fabricaron lanzamientos que combinan velocidad de recta con movimiento de rompiente. Para el bateador, decidir se volvió una apuesta; para el juego, nació una nueva forma de dominancia.
La próxima vez que escuches "pasó de 100", pregunta qué pasó de 100. Si no fue cuatro costuras, probablemente fue aún más injusto.
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