viernes, 6 de marzo de 2020

Luis ”Camaleón” García, El orgullo de Carúpano.

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Por Héctor Artiles. (El pelotero cronista de beisbol)

Llegamos a Puerto Rico una noche lluviosa de Febrero de 1971, a defender los colores de Venezuela en La Serie del Caribe ese año. Terminamos durmiendo esa noche en el hotel Regency, donde trato de suicidarse Hector Lavoe lanzándose por un ventanal, con la buena suerte para “la salsa”, que el sonero cayò en un toldo de la entrada del hotel, quedando vivo en el percance.

En la mañana siguiente, estábamos ubicados en nuestra vivienda por la semana que durarìa el torneo caribeño. “El Condado de Santurce” un lujoso y moderno edificio de 18 plantas, còmodos apartamentos, bien equipados, que eran alquilados para vacacionistas eventuales como era el caso de nosotros. Mi compañero de cuarto, por suerte fue Luis Camaleòn” Garcia, jugador ya retirado 3ª base, que poseía uno de los brazos màs potentes y educados de su época, además de ser un bateador devastador. Èl y yo, por casualidades de la vida, habíamos sido actores y testigos de cuatro no hit no run en el beisbol venezolano.
Mi hermano Esteban y yo, habíamos acordado con Renato y Raphy, amigos de la infancia, asistir al juego programado esa tarde noche, 18 de noviembre, dìa de La Chinita, para ver a dos jugadores que asombraban por su velocidad en el outfield del equipo Orientales. Aaron Pointer y Wayne Simson junto a Jim Wynn patrullaron los jardines de los noveles Colt 45, en la recién concluida temporada de Grandes Ligas. Acà en Venezuela estas dos gacelas, junto con Pelayito Chacòn, el jovencito Oswaldo Blanco y Camaleòn Garcìa entre otros, dieron cuenta de los poderosos Leones capitalinos, apoyando los lanzamientos del zurdo Mel Nelson, quien silenciò la dupla Vitico y Tovar, y el trio Don Pavletich, Bob Perry y Kirkpatrick, quienes viniero a sembrar el terror en esta liga. En este show de no hit no run, “Camaleón” fue actor y yo fanàtico.
Cinco años después de aquel memorable juego, Howie Reed con Musulungo detrás de la màscara, le devuelve la “gracia” al Magallanes, equipo sustituto de Orientales en la Liga venezolana. Esta vez me fuì solo al juego al Universitario, haciendo la rutina del traslado. Autobùs de los azules, Buses del Valle, la compañìa de Joao Benfica, lusitano convertido en empresario, luego de quemar su etapa de autobusero y aguantar las impertinencias propias de esa profesión. Del Azul me bajè en la esquina del cine Arauca y allí tomè la circunvalación nùmero 1, con el destino predeterminado de bajarme en la parada cerca de edificio de La Creole en Los Chaguaramos, en un corto recorrido, pero de mucha ansiedad para que finalizara. Luego de una tediosa cola, tenìa en mis manos el boleto de estudiante que me permitirìa entrar a la grada del querido estadium.
Nuevamente se repetía la historia, pero esta vez desde el dogout de la izquierda, Howie Reed lanzando por el Caracas, devolvía la venganza al eterno rival. Otro
trabuco era silenciado por un desconocido lanzador que supo sortear el entuerto. Se enfrentò entre otros a Gustavo Gil, Pat Kelly, Joe Rudi, Clarence Gaston, Orlando Reyes “Cuerpo è Puta”, Damaso Blanco y “Camaleon” Garcia, quien saliò de emergente y fallò con un rolincito por tercera. Apareciendo por segunda vez en un no hit no run como protagonista. Yo estuve en la grada como fanático, otra vez.
En noviembre de 1971, Luis Tiant cobra venganza al Caracas, luego de ser rechazado por los dueños del equipo de la capital y rescatado por Padron Panza, quien lo motiva a trabajar con Los Tiburones. Logra Luis Tiant la mayor hazaña de un lanzador, un no hit no run. Ese dìa Domingo, el negròn de Marianao, se convierte en héroe y mantiene al Caracas a raya durante las nueve entradas, coronando la hazaña, con un cierre electrizante, donde hace fallar al emergente Alberto Cambero. El segundo bateador del inning, el peligroso Cesar Tovar batea un duro roling por los predios de Tiant, el cual lo golpea en la rodilla rebotando peligrosamente hacia la raya de tercera. Tovar ante semejante situación, nuevamente nos dà una demostraciones de grandeza y nobleza, resbalándose en el cajón de bateo, dándole asi a su amigo, la oportunidad de recoger la pelota y hacerlo out con relativa facilidad en la inicial. Seguidamente Vitico Davalillo al primer lanzamiento de Tiant, batea un fuerte rodado por primera, completamente de frente, que Oswaldo Blanco fildea sin ningún problema y factura el out 27, que sellaba la importante victoria de un colega que había hecho esfuerzos titànicos para volver a lanzar de manera impecable. Luis Tiant lanzarìa nuevamente en la Serie Mundial de 1976 ante Los Rojos de Cincinnati, con la casaca de Los Medias Rojas de Bostòn. En uno de esos juegos, hizo 176 lanzamientos, demostrando una vez màs su calidad de competidor. Camaleòn y yo, nuevamente veíamos un histórico juego sin hit ni carreras, esta vez como actores.

El experimento de desarrollar a jugadores criollos en Venezuela, tuvo su climax en la temporada 72-73. En ese campeonato, se programaron diez juegos por equipo con validez para el resultado final del campeonato. Los equipos acuerdan contratar a peloteros ya retirados para dar soporte y lucidez tanto a los nuevos jugadores como al espectáculo. Fue cuando tuvimos la suerte de enfrentarnos a un tal Josè de La Trinidad, “Carrao Bracho”. Jesùs Rizales, Urbano Lugo. Este ultimo, autor de un cuarto juego sin hit ni carrera al que yo asistìa como actor de reparto, lanzando en la trinchera contraria 3 innings 2/3. Esta vez Luis “Camaleòn” Garcia, el de Carùpano. Ya retirado, ahora como fanático, desde la tribuna central del Estadio Universitario, experimentaba por primera vez, como se siente ver un juego sin hit, sin carreras y sin responsabilidades…

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