sábado, 30 de mayo de 2020

EL EMERGENTE. Felipe Vázquez y su historia de talento desperdiciado


EL EMERGENTE
Por Ignacio Serrano

Felipe Vázquez enfrenta más de 20 cargos relacionados con abuso de menores y pornografía infantil. A finales de junio tendrá audiencia con el juez y sabremos más sobre cuánta verdad hay respecto a esas acusaciones y qué será de él. Es muy probable que pague cárcel durante un tiempo. Quizás mucho. Las penas relacionadas con eso de lo que se le señala pueden ser muy largas en Estados Unidos.

Pero ese no es el motivo de esta columna. Acá toca hablar de otro asunto, del talento desperdiciado por este pitcher venezolano.



Vázquez estaba en el tope de sus condiciones, al momento de ser detenido. Tenía 28 años de edad recién cumplidos, acababa de asistir por segunda vez consecutiva al Juego de Estrellas, estaba en su tercera temporada como cerrador de los Piratas y sus numeritos eran excepcionales.

Ese último era el aspecto que queríamos resaltar. El nativo de San Felipe estaba lanzando tan bien, que era codiciado por los mejores equipos de las Grandes Ligas y estaba en camino a incluirse, con mucho merecimiento, en un club donde únicamente se encuentran dos criollos, Francisco Rodríguez y Ugueth Urbina, los mejores relevistas de todos los tiempos en la expedición nacional.

Las estadísticas permiten defender esa aseveración. ¿Quieren ver?

No hablemos de 2019, solamente, veamos lo hecho por Vázquez desde que fue nombrado cerrojo de Pittsburgh. En los tres torneos disputados a partir de 2017, apareció nada menos que en 199 encuentros, tiró 205.1 innings, con 2.02 de efectividad y 1.02 de WHIP.

Su efectividad ajustada de 206 en ese lapso es tan buena, que se traduce de esta manera: como serpentinero, fue 106 por ciento mejor que ¡la media! de los monticulistas que trabajaron en el mismo período, en los estadios por donde él pasó.

Eso se debió, entre otras cosas, a sus promedios de ponches (11,7), hits permitidos (6,7), jonrones recibidos (0,6) y bases por bolas entregadas (2,5) por cada nueve entradas.

Esa combinación es buena. Muy buena. Realmente buena.

Veamos el caso de Urbina. Sus tres mejores torneos consecutivos discurrieron entre 1998 y 2000. En ese tramo, apareció en 148 cotejos, con 158.1 actos, efectividad de 2.55, un WHIP de 1.14, efectividad ajustada de 165 (65 por ciento mejor que sus colegas, allí por donde pasó) y promedios de 12,3 abanicados, 6,1 imparables, 0,5 vuelacercas y 4,2 pasaportes por cada nueve pasajes.

Ahora veamos el caso del Kid. Sus tres justas al hilo en la excelencia fueron de 2004 a 2006. Totalizó 204 topes, con 224.1 innings, efectividad de 2.05, con WHIP de 1.07, efectividad ajustada de 216 (116 por ciento mejor que la media de su tiempo) y promedios de 12,5 fusilados, 5,9 indiscutibles, 0,6 bambinazos y 3,7 transferencias por cada nueve actos.

El mejor Vázquez fue superior a Urbina y resulta comparable con Rodríguez en el mejor momento de ambos. Así de sobresaliente era su actuación sobre la lomita, al momento de ser arrestado. Pero todo eso, los casi 20 millones de dólares que tenía garantizados, su reputación y futuro resplandecientes, todo fue a dar al traste por una relación inconcebible con una niña de 13 años de edad, algo por lo que parece ya haber perdido su carrera y muy probablemente su libertad.

Ignacio Serrano

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