El receptor venezolano elevó a .349 su average este miércoles, con otro encuentro de múltiples hits y otro cuadrangular. Sí, es una campaña recortada, pero el carabobeño nunca había mostrado tanto contacto, tanta disciplina ni tanto poder como hoy
Por Ignacio Serrano
ElEmergente.com
El receptor venezolano Salvador Pérez repartió tablazos nuevamente este miércoles, mientras consolida la que puede terminar siendo la mejor línea ofensiva de su carrera.
Pérez comenzó la campaña con la duda de estar poniendo a prueba su salud. En marzo de 2019 se operó el codo y perdió una temporada entera. Este es su regreso después de la Cirugía Tommy John.
El carabobeño mantuvo el firme paso de su ofensiva ante los Tigres, a pesar de jugar en el díficil Comerica Park, un paraíso para los lanzadores.
Pérez no solo sacudió un cuadrangular, su sexto de 2020. Además, añadió un doblete, para llegar a 10, y empujó 3 carreras más.
Pérez elevó sus promedios a .349/.368/.606. Y aunque se trate de un calendario más corto, resalta el hecho de que nunca había mostrado una línea así.
El nativo de Valencia no batea sobre .300 desde su segunda justa arriba. Su tope personal es .331 en el año de su estreno, en 39 juegos.
Su mejor promedio de embasado también estuvo bajo .300 desde .2013, lo que contrasta con su registro actual. Y aunque tiene dos cosecha de 27 bambinazos, nunca ha puesto un slugging por encima de .500, como exhibe ahora.
Pérez perdió tiempo de acción debido a una afección en la vista, una corioretinopatía serosa central. Por eso no muestra el mínimo necesario de apariciones legales como para estar entre los líderes bateadores de la Liga Americana. Pero sí es evidente que ya no está enfermo del ojo y que, por el contrario, está viendo la pelota muy clarita.
Por Ignacio Serrano
Pérez no solo sacudió un cuadrangular, su sexto de 2020. Además, añadió un doblete, para llegar a 10, y empujó 3 carreras más.
Pérez elevó sus promedios a .349/.368/.606. Y aunque se trate de un calendario más corto, resalta el hecho de que nunca había mostrado una línea así.
El nativo de Valencia no batea sobre .300 desde su segunda justa arriba. Su tope personal es .331 en el año de su estreno, en 39 juegos.
Su mejor promedio de embasado también estuvo bajo .300 desde .2013, lo que contrasta con su registro actual. Y aunque tiene dos cosecha de 27 bambinazos, nunca ha puesto un slugging por encima de .500, como exhibe ahora.
Pérez perdió tiempo de acción debido a una afección en la vista, una corioretinopatía serosa central. Por eso no muestra el mínimo necesario de apariciones legales como para estar entre los líderes bateadores de la Liga Americana. Pero sí es evidente que ya no está enfermo del ojo y que, por el contrario, está viendo la pelota muy clarita.
Por Ignacio Serrano
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