martes, 29 de diciembre de 2020

EL EMERGENTE. Adiós a Phil Niekro, los mejores nudillos en la historia del beisbol




 EL EMERGENTE

Por Ignacio Serrano

Phil Niekro ya era todo un veterano en Grandes Ligas la primera vez que lo vimos lanzar. Y hablo por cada uno de nosotros. Pocos lectores habrán llegado al beisbol antes que él a las Mayores. No es exageración.

Mi primer juego, siendo niño, fue durante la Serie Mundial de 1975, delante del pequeño televisor en blanco y negro de la familia, sentado junto a mi abuelo Luis. Para entonces, Niekro ya tenía 12 temporadas en la Gran Carpa y se había anotado 145 victorias. Su cabello era entrecano. Tenía 36 años de edad.


¿Cuántos podíamos imaginar que le quedaban otros 12 torneos y que estaría soltando pelotas en la MLB hasta septiembre de 1987, cuando ya contaba 48 años de nacido?

Niekro es uno de mis mejores recuerdos de aquella época que cimentó mi gusto por el beisbol. Por eso es tan triste la noticia sobre su muerte, ocurrida este domingo, cuando estaba cerca de cumplir los 82.

Ha habido mucho nudillistas en la pelota profesional, aunque parecieran ser cada vez menos. Y este derecho nacido en Ohio es, posiblemente, el mejor en toda la historia.

Fueron 318 triunfos, 864 juegos y 5.404 innings, un recorrido asombroso. En el camino, obtuvo cinco guantes de oro, fue llamado cinco veces al Juego de Estrellas, tres veces superó los 20 lauros en una zafra, en 13 ocasiones logró 15 éxitos y ponchó a 3.342 rivales.


Todo eso lo hizo gracias a ese envío en mariposa, que requiere gran habilidad técnica y muy poco esfuerzo físico. La bola de nudillos es un arte tan difícil. Muy pocos han sido maestros de ese pitcheo. Pero es generoso con quienes llegan a dominarlo.

Su hermano Joe también pasó de los 40 años y seguía rindiendo en las Grandes Ligas gracias a eso. Lo mismo sucedió con Charlie Hough o más recientemente con Tim Wakefield.

Una parte crucial del estupendo libro Ball four, escrito por Jim Bouton, versa sobre los padecimientos que tuvo para convertirse en un nudillista y poder así alargar una carrera amenazada por las lesiones tempranas.

Niekro no tuvo se sufrimiento, porque consiguió el toque mágico y le sacó provecho al máximo. Su imagen en 1986 u 87 era ya la de un abuelo. Si se sacaba la gorra, lucía como un manager curtido y no como un pitcher activo que llegó a lanzar más de 200 entradas en 1986, cuando ya había soplado 47 velitas en el pastel.



¿No les parece increíble? Hay lanzadores realmente buenos que nunca han podido completar 200 actos en una campaña. Aníbal Sánchez, por ejemplo. Jhoulys Chacín. Y este "anciano" lo hizo a una edad en la que sus colegas ya habían emprendido hacía mucho tiempo la aventura de dirigir, enseñar, comentar delante de los micrófonos o ver nacer a sus nietos.

Niekro es un emblema de aquellos tiempos que no volverán. Y sin embargo, su ejemplo pudiera dar para un nuevo capítulo, si acaso fuera posible probar con mariposas que viajan a 60 millas por hora en estos tiempos de rectas a 97 y 98, con swings angulados y bateadores obsesionados por llevar la pelota lo más alto y lejos posible.

Después de todo, es realmente un desafío darle a un envío como ese, totalmente impredecible. La bola puede romper hacia uno u otro lado, hacia arriba o hacia abajo. Si es bien ejecutado, no importa que parezca una "bombita"; al casi no haber rotación en la pelota, esta describe malabares, literalmente.

Niekro, de hecho, no recibió una cantidad considerable de jonrones. Su media de 0,8 por cada nueve pasajes es apenas un poco inferior a los números de otros grandes, como Roger Clemens (0,7) o Greg Maddux (0,6).


Eddie Cicotte quizás habría sido el primer inmortal en Cooperstown gracias a sus nudillos, de no ser por su papel con los Medias Negras en la venta de la Serie Mundial de 1919. Hoyt Wilhem fue, a la postre, el primer nudillista en conseguir una placa en el Salón de la Fama. Pero nadie supera en prestigio al hombre que acaba de partir.

No solo ganó más juegos que ninguno de los demás especialistas. Es que fue el que más innings tiró, con otro detalle sorprendente: es cuarto en la historia de las Mayores en ese departamento y el que más entradas ha sumado entre todos los lanzadores que han desarrollado su carrera exclusivamente en los últimos 100 años.


Eso, claro, sin olvidar la hermandad que formó con Joe, de quien llegó a ser compañero tanto con los Bravos (entre 1973 y 1974) como con los Yanquis (en 1985) y con quien sumó la friolera de 539 triunfos, la mayor cantidad de éxitos para una pareja fraterna en la historia de la Gran Carpa.

Todo eso lo logró gracias al evasivo lanzamiento creado posiblemente por Cicotte y que le sirvió a Phil Niekro para lograr su inmortalidad.

Ignacio Serrano

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