José Urquidy, Andrés Muñoz y Gerardo Reyes fueron los peloteros mexicanos que debutaron la campaña anterior, siendo Urquidy, quien más llamó más la atención por su gran desempeño en la Serie Mundial con los Astros de Houston, pero pocos recuerdan quién fue el primer beisbolista tricolor en la gran carpa.
Baldomero “Melo” Almada fue el primer jugador nacional en vestir una franela de Grandes Ligas y eso ocurrió en el lejano 1933.
Lo curioso, que en esas fechas en México apenas el circuito veraniego vivía sus primeros años (8) para ser exactos y se jugaba solamente en la Ciudad de México.
En los primeros años la mayoría de los peloteros que lograban hacer realidad su sueño de jugar en Ligas Mayores no eran lanzadores como viene sucediendo en la actualidad, sino eran jugadores de cuadro.
PIONEROS
Baldomero nació en la ciudad de Hermosillo, Sonora, pero por cuestiones de trabajo de su padre, cuando apenas tenía dos años de edad, la familia se tuvo que mudar a Los Ángeles, California; ahí estudio y destacó en los deportes como el fútbol americano y el atletismo, tanto en pruebas de pista como de campo. Era un deportista que medía 1.83 m de estatura y pocos se imaginaban que era mexicano.
Su hermano Luis fue quien lo apoyó en sus inicios dentro del beisbol, por cierto, Luis o Lou Almada era considerado como un pelotero de Grandes Ligas, pero una lesión se lo impidió y eso permitió que “Mel” como le decían en la Unión Americana se convirtiera en el primer beisbolista mexicano en la gran carpa.
Su debut en Grandes Ligas fue el viernes 8 de septiembre de 1933 cubriendo el prado central para los Medias Rojas de Boston, fue el primer juego de una doble cartelera enfrentándose a los Tigres de Detroit.
En su primer turno recibió la base por bolas, avanzó a segunda también con pasaporte a Billy Werber, para más tarde anotar con rola de Roy Johnson.
Fue hasta su tercer turno en la parte baja de la cuarta entrada, a lanzamientos de Tommy Bridges, cuando Baldomero conectó sólido a la pelota y se fue de imparable al jardín derecho para el primer hit en su carrera. El primer beisbolista mexicano había debutado en el Fenway Park, ante una asistencia de 10 mil aficionados.
El sábado 9 de septiembre el jovencito Almada bateó un hit en tres turnos con un pasaporte y una carrera anotada en una victoria de Medias Rojas 6-4 sobre los mismos Tigres; después jugó de titular tres partidos en contra de Cafés de San Luis con poca fortuna al irse de 12-1. Para los siguientes encuentros se fue al banquillo entrando ocasionalmente de emergente. El 23 de septiembre se fue de 2-2 con tres carreras anotadas y su primer jonrón en Ligas Mayores contra los Yanquis de Nueva York y sobre Herb Pennock; Yanquis ganó 16-12 con jonrones de Babe Ruth y Lou Gehrig. Al día siguiente alineó de titular otra vez de segundo en el line-up el 24 de septiembre en contra de Yanquis en el Fenway Park, yéndose de 4-1 con un pasaporte y dos carreras anotadas en un triunfo de 10-4 de Boston.
El mazatleco José Luis “Chile” Gómez llegó a la gran carpa en 1935 y aunque fue el segundo pelotero tricolor en llegar a Grandes Ligas, se convirtió en el primer pelotero latino en vestir la franela de los Filis de Filadelfia. En esa campaña México tenía dos representantes. Su posición era las paradas cortas y batalló para mantenerse en la Unión Americana, en 1935 y 36 con los Filis y con los Senadores de Washington en 1942.
El primer lanzador en la gran carpa fue nativo de Guadalajara, Jalisco y se trató de Jesse Flores, su carrera en las Mayores duró siete campañas y logró obtener marca de 44 triunfos a cambio de 59 descalabros. Debutó con los Cachorros de Chicago, pero solamente jugó un año con ellos, antes de mudarse con los Filis de Filadelfia y terminó en 1950 con Cleveland.
Para 1949 debutó el veracruzano Beto Ávila, quien fue el primer champion-bat extranjero en la Major League Baseball. Con 25 años debutó con la tribu el 30 de abril de 1949 ante Detroit. Estuvo once campañas y vistió cuatro diferentes franelas, tres de ellas en su año de despedida en 1959. En 1954 fue campeón bateador de la Liga Americana con .341.
Conocido como Bobby Herrera, el lanzador Procopio Herrera, de Nuevo Laredo, tuvo una fugaz carrera en la gran carpa, con los Cardenales de San Luis jugó en 1951. Solamente vio acción en tres encuentros y acumuló apenas dos innings y un tercio donde fue castigado con siete carreras.
El jardinero regiomontano Felipe “Flipper” Montemayor, fue otro mexicano que tuvo un paso fugaz por Grandes Ligas, debutó con los Piratas de Pittsburgh el 14 de abril de 1953 ante los Dodgers de Brooklyn. Su mejor año fue en 1955 con los mismos bucaneros, donde conectó sus dos primeros y únicos jonrones, además de producir 10 carrera.
Por primera vez en la campaña de 1954, tres peloteros tricolores lograron debutar en Grandes Ligas, y ellos fueron: el segunda base veracruzano Vinicio García, los pitchers Guillermo Luna y Robert Greenwood. Por desgracia sus carreras en la Unión Americana fueron fugaces.
El utility Rubén Amaro y Benjamín “Papelero” Valenzuela probaron suerte en 1958, Amaro logró establecerse durante once campañas, con cuatro novenas diferentes. En su estancia en Estados Unidos logró formar una familia, donde su hijo Rubén también fue pelotero, manager y directivo de los Filis de Filadelfia. Benny como se le conocía al “Papelero” que jugó en la Liga Mexicana con El Águila de Veracruz y Petroleros de Poza Rica, apenas duró una campaña como tercera base de los Cardenales de San Luis. Apenas participó en 10 partidos, y se fue de 14-3.
PARA LA HISTORIA
Durante tres décadas los primeros peloteros mexicanos en Grandes Ligas batallaron para poder establecerse como titulares en sus respectivos equipos.
MEXICANOS AÑO
MELO ALMADA 1933
JOSÉ LUIS GÓMEZ 1935
JESSE FLORES 1942
BETO ÁVILA 1949
PROCOPIO HERRERA 1951
FELIPE MONTEMAYOR 1953
VINICIO GARCÍA 1954
GUILLERMO LUNA 1954
ROBERT GREENWOOD 1954
RUBÉN AMARO 1958
BENJAMÍN VALENZUELA 1958
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