Oswaldo Guillén |
Andrés Espinoza Anchieta | Prensa LVBP
Caracas.- Oswaldo Guillén comenzó su cuarta temporada como dirigente de los Tiburones de La Guaira con el pie izquierdo, luego de sucumbir en Macuto el pasado 7 de diciembre contra las Águilas del Zulia; sin embargo, el panorama tardó poco en mejorar después de eso y los escualos ganaron siete de sus siguientes nueve choques para meterse de lleno en la carrera por finalizar en el podio de la clasificación.
En esta recién culminada décima semana, los muchachos de Guillén finalizaron con récord negativo de 2-3, pero quizás lo más preocupante fue que la ofensiva, carta de presentación de un combinado que cuenta con Ronald Acuña Jr., Yasiel Puig y Maikel García, entre otros, parecía apagarse rumbo a la recta final, sin poder fabricar más de seis rayitas en ninguno de sus compromisos entre martes y viernes.
“Esta liga es muy difícil, es de día a día”, admitió Guillén en declaraciones para IVC, previo al último choque sabatino, antes de la pausa navideña de domingo y lunes. “En los últimos días no le he visto al equipo la misma intensidad con la que creemos que podemos jugar. Acabo de hablar con ellos ahorita, la ofensiva ha estado baja y esa es una de las mejores cartas que tiene este conjunto”, agregó.
La charla pareció haber generado los resultados deseados, pues la toletería litoralense volvió a torturar al pitcheo rival, en esa ocasión al de Caribes, con un total de 12 carreras para sellar el vigésimo octavo lauro del combinado en la 2023-2024.
“Les hablé de forma amigable. No he dormido en todo el día por los juegos que hemos perdido”, reconoció el estratega campeón de la Serie Mundial en 2005. “Este equipo tiene mucho talento, pero eso no se ve sino en el terreno y eso es lo que no se ha visto hasta ahora. No hemos visto buenos turnos y se han dado muchas bases por bolas (del pitcheo). Aquí otorgas una base por bola, un pelotazo, un umpire se equivoca y estás en un riesgo grande. Tenemos que mejorar con respecto a lo ofrecido en los últimos tres días”.
Y es que además de las fallas ofensivas y de la conversación con sus paleadores, Guillén también sabe muy bien que sin un buen pitcheo es casi imposible ganar con regularidad. Por eso, hubo una reunión por separado con los brazos del equipo, que recibieron un ultimátum: si lanzan más bolas que strikes, corren el riesgo de salir del roster.
“Es una cosa que tienen que hacer, ellos lo saben. Sé que no quieren tirar bolas, pero es algo que hago para que ataquen más la zona”, explicó. “He visto que las bases por bolas han sido importantes en los últimos juegos”.
De cualquier forma, por lo menos en estas primeras dos semanas y algo más, la experiencia de Guillén al mando de los Tiburones ha sido muy distinta a la que vivió en sus primeras tres zafras en el puesto. No solo por los resultados obtenidos en el campo, sino también en cuanto al recibimiento de la afición.
“No creía en Dios, pero ahora como que sí”, dijo Guillén entre risas. “Los peloteros querían que yo fuera el dirigente, pero yo nunca lo pensé. Es difícil porque mis nietos están en Estados Unidos y quiero compartir con ellos, pero al mismo tiempo me quería dar esta oportunidad con este talento. Quería ser parte de esto”, añadió.
Ronald Acuña Jr. (izquierda) y Maikel García (derecha), dos de las bujías criollas de La Guaira
Desde su llegada al club, el nativo de Ocumare del Tuy ha señalado que rechazó las ofertas iniciales de la directiva de La Guaira para comandar al conjunto y que no fue hasta que los mismos jugadores hablaron con él que cambió de parecer.
El deseo de los peloteros fue clave en su decisión de volver, pero también el hecho de que no se trataba de cualquier grupo de jugadores, sino uno que, ante los ojos de “Ozzie”, tenía serías posibilidades de romper la sequía de títulos de la escuadra.
“Cuando ellos me pidieron que volviera, yo estaba decidido que no. Pero luego hubo una reunión por llamada en la que había seis o siete jugadores y ellos me dijeron que serían felices si yo iba. Eso me hizo cambiar mi forma de pensar”, recordó. “Estos chamos tienen chance de quedar campeones y si no estaba ahí no iba a poder dormir por 10 años”.
Por último, Guillén hizo un breve ejercicio evaluativo, el típico que se basa en colocar los pros y los contras en una balanza y ver hacia dónde se inclina más.
“Los contras eran no estar con los niegos y lo que pasé con este equipo anteriormente, eso me había quitado el deseo de venir”, reiteró el capataz. “El pro era estar con este equipo, que cualquiera quisiera dirigir”, cerró.
EL DATO
Tiburones se fue a la pausa navideña con un récord de 28-26 y en el cuarto puesto de la tabla, a solo un juego y medio de distancia de los Bravos, que ocupan el tercer lugar. Cuando Oswaldo Guillén asumió las riendas del equipo que había estado bajo las instrucciones de Edgardo Alfonzo y luego un breve interinato de David Davalillo, La Guaira estaba con balance por debajo de .500 (18-20) y había perdido seis de sus últimas 10 pruebas. Con Guillén como capataz, el récord de La Guaira es de 10-6, sólo superado por Tigres de Aragua (11-4), durante ese lapso.
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