Claudio Rodríguez Otero
Un ex manager de los Oriones de Tokio cuenta la historia de la firma de Arturo López
Esta semana, gracias al video que compartió uno de nuestros seguidores en Twitter, nos enteramos de la insólita manera en la que el puertorriqueño Arturo López llegó a Japón en 1968. El cuento es tan interesante que no queremos dejar pasar la oportunidad de compartirlo con todos ustedes.
La gerencia de los Oriones de Tokio (hoy Marinos de Lotte) estaba buscando firmar a un veterano de las Grandes Ligas como refuerzo para la temporada 1968 y con ese objetivo contactó a los Yanquis de Nueva York para ver si éstos tenían a algún jugador que pudieran ceder.
El conjunto de norteamericano ofreció a “López” como un posible candidato a ser firmado y Tokio aceptó sin pensarlo dos veces pensando que se trataba del panameño Héctor López, quien había sido una de las estrellas del club a principios de esa década.
Sin embargo, Héctor se había retirado a finales de 1966 y ya no estaba activo para el momento en que se desarrolló la negociación, lo que revela lo mal informados y preparados que estaban los Oriones para hacer esa transacción.
Así, cuando Arturo llegó a Japón en la primavera de 1968 y comenzó a participar en los entrenamientos del equipo, el manager se dio cuenta de que estaba bateando a la zurda y si había un dato que él sí sabía era que Héctor era derecho.
Alarmado, corrió a hablar con el gerente general para informarle que habían cometido un error y que el jugador que recibieron no era el que estaban esperando, pero éste, no queriendo hacer público el hecho de que había cometido un error, le restó importancia a lo ocurrido.
Le pidió al manager que dejara a Arturo practicar tal y como lo hubiesen hecho con el jugador correcto y que si al final no servía, entonces lo mandaban de vuelta. Después de todo, es probable que admitir un error de ese calibre le hubiese costado su puesto.
Al manager, por lo tanto, no le quedó otro remedio que dejar a Arturo practicar y afortunadamente para él, para el propio Arturo y para el equipo en general, éste tuvo mucho éxito sobre el terreno y terminó siendo una muy grata sorpresa para el béisbol japonés en general.
En su debut, el 6 de abril de 1968 ante los Voladores de Toei en el Estadio Korakuen de Tokio, conectó un triple de 2 carreras en el octavo episodio y a partir de entonces se mantuvo como el jardinero central titular del equipo durante el resto de la temporada.
Su rendimiento fue tan destacado que fue elegido para participar en la Serie de las Estrellas de ese mismo año, donde conectó un jonrón solitario al primer lanzamiento del primer juego del certamen, que es algo que nunca había ocurrido hasta entonces.
Por si eso fuera poco, también registró una racha de 26 partidos consecutivos con hit entre el 12 de junio y el 17 de julio, lo que hoy día representa la tercera racha más larga entre jugadores latinos y una de las más largas en la historia de la NPB.
Alex Ramírez registró 27 juegos consecutivos con hit en 2008
Sólo lo superan en ese departamento su compatriota Tony Bernazard, quien sumó 28 encuentros consecutivos con hit en 1988, y el venezolano Alex Ramírez, quien acumuló una seguidilla de 27 partidos con al menos un indiscutible en la temporada 2008. El récord de la NPB se mantiene en 33 juegos.
López cerró la temporada 1968 con un promedio de .289, 23 cuadrangulares, 27 dobles, 81 anotadas y 74 empujadas, lo que le ganó una extensión de su contrato para el año siguiente y la posibilidad de hacer carrera en Japón.
El nativo de Mayagüez había firmado con los Yanquis de Nueva York en 1961 y después de pasar varios años en las ligas menores fue promovido finalmente al primer equipo en 1965, donde lamentablemente no tuvo una buena actuación: bateó para .143 en 38 juegos y no logró conectar jonrones ni empujar carreras.
Afortunadamente para él, los Yanquis lo mantuvieron en su organización y fue así que le llegó la oportunidad de viajar a Japón y jugar con los Oriones de Tokio, donde por fin pudo tener éxito y desarrollar una carrera exitosa como pelotero.
En 1969, su segundo año con los Oriones, que para entonces habían sido comprados por la compañía Lotte, bateó para .301, con 23 vuelacercas, 16 dobles, 61 anotadas y 81 empujadas en apenas 122 encuentros disputados.
Esos números convencieron a la gerencia de mantenerlo dos años más en la organización, 1970 y 1971, en los que logró mantener ese mismo nivel productivo sobre el plato.
En 1970, bateó para .313, con 21 cuadrangulares, 20 dobles, 65 anotadas y 69 empujadas en 120 partidos, mientras que en 1971 registró un promedio de .301, con 24 tablazos, 21 dobles, 82 anotadas y 77 remolques en 128 juegos.
En 1972, como parte de una reorganización interna de Lotte, el club lo envió a los Átomos de Yakult (hoy Golondrinas de Yakult) como parte de un cambio y eso lo molestó porque nunca le pidieron su consentimiento.
La movida a Yakult afectó su rendimiento, ya que el Estadio Meiji Jingu, sede del equipo, era mucho más grande que el parque de Lotte y eso afectó tanto su número de jonrones como su capacidad para defender eficientemente los jardines.
Así, cerró la campaña 1972 con un promedio de .286, 14 vuelacercas, 25 dobles, 61 anotadas y 61 empujadas, lo que fue suficiente para convencer al equipo de renovar su contrato por un año más, que terminaría siendo su último en la liga.
En 1973, su carrera en la NBP llegó a su fin cuando con 36 años a sus espaldas sólo pudo batear para .233, con 11 jonrones, 13 dobles, 33 anotadas y 39 empujadas en 117 partidos. Sin embargo, su legado se mantiene como uno de los mejores entre los jugadores latinos que han pasado por Japón.
Su promedio de por vida en el circuito es de .290 y sus 116 cuadrangulares, 401 remolques, 383 anotadas y 801 hits se mantienen entre los mejores números que cualquier jugador hispano haya registrado en la liga japonesa.
Dicky González se mantiene como el boricua más longevo en la NPB
Todavía hoy se mantiene como el segundo boricua más longevo en ver acción en la NPB con 6 temporadas de experiencia y comparte esa marca con Tommy Cruz y Leo Gómez. El derecho Dicky González lidera en solitario ese departamento con 9 campañas en su curriculum.
Resulta curioso que de los primeros 5 latinos que llegaron a jugar en la NPB, 3 lograron tener éxito y mantenerse activos en la liga por varios años, mientras que los otros 2 se despidieron del país tras completar sólo una temporada.
El cubano Roberto “Chico” Barbón, que fue el primero en llegar a Japón en 1955, terminó disputando 11 campañas en el circuito y quedándose a vivir en el país, mientras que el panameño Dave Roberts, que fue el cuarto y llegó en 1967, se quedó 7 años en la liga.
López fue el quinto y vio acción en 6 temporadas, por lo que los únicos 2 jugadores de la lista que fracasaron y se fueron de Japón luego de sólo una campaña fueron los cubanos Chico Fernández (segundo) y Román Mejías (tercero).
A partir de entonces, se hizo común que la mayoría de los caribeños que juegan en la NPB sólo duren una temporada en el circuito, pero desde hace unos 5 años atrás esa tendencia ha cambiado y ahora la mayoría de los peloteros que ven acción en la liga logran regresar al año siguiente.
Puerto Rico es el cuarto país latinoamericano que más peloteros ha exportado al béisbol japonés con 31 hasta el momento. Sólo lo superan la República Dominicana (137), Venezuela (52) y Cuba (34).
Arturo López fue su primer gran representante, pero no el último. Neftalí Soto tomó la batuta en 2018 y dos títulos de jonrones y uno de empujadas después todavía la mantiene y ya tiene contrato para extenderla por 3 temporadas más.
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