Que demonios le pasó a Walker Buehler?

¿QUÉ DEMONIOS LE PASÓ A WALKER BUEHLER?

Héroe de los Dodgers en la pasada postemporada, hoy causó baja de los Red-Sox y aquí te presento 

las 5 mayores decepciones de la temporada 2025 de MLB:

1. Walker Buehler (Red Sox) – El fiasco de 21 millones:

Cuando Boston firmó al pitcher derecho, lo vendieron como el as que iba a devolver estabilidad y jerarquía a la rotación. Sin embargo, lo que recibieron fue un espejismo carísimo: un lanzador incapaz de dominar, con récord mediocre de 7–7, una ERA que rozó los 5.50, un WHIP que hacía temblar a los fans cada vez que alguien se embasaba, y un WAR negativo que habla por sí solo. Lo peor no fue solo su falta de resultados, sino la desesperación con la que el club trató de rescatarlo: lo movieron al bullpen, lo aguantaron semanas de desastre, y al final no hubo más remedio que cortarlo.

Buehler no fue una víctima de la mala suerte. Fue un error de planeación, un gasto absurdo y, al final, un recordatorio brutal de que las etiquetas de "estrella" no siempre garantizan rendimiento. Su paso por Boston será recordado como un fraude de manual.

2. Mookie Betts (Dodgers) – El gigante ausente:

La temporada de los Dodgers giraba alrededor de su superestrella: Mookie Betts. Sin embargo, lo que debía ser otro año de dominio absoluto terminó convertido en un desfile de frustraciones. Una fractura lo marginó en la primera mitad, pero aun después de volver nunca alcanzó el nivel de MVP que la afición espera de él. Sus números finales, aunque sólidos en papel, fueron más el reflejo de un jugador correcto que de un hombre de 300 millones de dólares.

La diferencia entre un buen jugador y un ídolo histórico está en aparecer cuando más importa, y Mookie sencillamente no estuvo. En momentos de presión, su impacto fue limitado. El fantasma que rodea ahora a Los Ángeles es incómodo: ¿ya pasó el mejor Betts?

3. Justin Verlander (Giants) – La leyenda hecha sombra:

Pocas cosas resultaron tan dolorosas en 2025 como ver a Justin Verlander en la loma. El tres veces Cy Young y futuro inmortal llegó a San Francisco con la expectativa de liderar la rotación, pero la realidad fue devastadora. Encadenó una racha vergonzosa de derrotas, con salidas cortas, velocidad disminuida y un control errático que hacía imposible sostener cualquier ilusión.

El público esperaba experiencia y temple, pero lo que obtuvieron fue a un lanzador irreconocible, incapaz de competir. Sus estadísticas lo condenaron y, peor aún, expusieron la cruda verdad: el tiempo alcanzó a Verlander. Su legado está intacto, pero su presente mostró que incluso las leyendas pueden derrumbarse estrepitosamente.

4. Anthony Volpe (Yankees) – La promesa rota:

La presión de vestir la camiseta de los Yankees no es para cualquiera, y Anthony Volpe lo comprobó de la manera más cruel. Señalado como "el futuro del Bronx", inició la campaña cargado de expectativas que lo devoraron en cuestión de semanas. Su promedio en la primera mitad apenas rozó los .214, su OPS+ quedó muy por debajo del promedio, y lo que debía ser su consolidación se transformó en una exhibición de debilidad.

Lo peor es que en Nueva York la paciencia se mide en partidos, no en años. Volpe pasó de ser el prospecto salvador a convertirse en el ejemplo de lo que ocurre cuando se inflan nombres sin que exista el rendimiento detrás. La grada lo sabe: no puedes sobrevivir en Yankee Stadium sin producir, y Volpe simplemente no lo hizo.

5. Aaron Nola (Phillies) – El contrato que ya pesa

Lo de Aaron Nola es una traición a la confianza de Filadelfia. Renovado con un contrato multimillonario para liderar la rotación, arrancó la campaña con la presión de ser la cara del pitcheo… y no estuvo ni cerca. Una ERA que coqueteó con el desastre, aperturas donde el rival lo descifró desde el primer inning y una inconsistencia desesperante lo convirtieron en un lastre.

Los Phillies no pagaron por un abridor promedio, pagaron por un caballo de batalla. Y lo que recibieron fue un pitcher incapaz de cargar con el peso del contrato. En Filadelfia, la paciencia se agota rápido, y la narrativa ya empezó a tomar fuerza: el acuerdo con Nola se perfila como una de las decisiones más tóxicas de la era reciente del club.

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