viernes, 24 de octubre de 2025

Alejandro desafía todas las leyes

ALEJANDRO KIRK "El catcher mexicano que desafia las leyes de la física  (y todos los prejuicios de los scouts)"

22 de Octubre de 2025 / por: Gil Rodriguez / En un mundo deportivo obsesionado con los cuerpos perfectos, con los cronómetros, los porcentajes y los algoritmos, aparece Alejandro Kirk, y todo el sistema entra en cortocircuito. No mide 1.90, no tiene los brazos de un fisicoculturista ni la zancada de un velocista. Pero cuando se enfunda el casco y se agacha detrás del plato, el diamante entero gira a su ritmo. Porque Kirk no impone con fuerza: impone con inteligencia.

En una era donde los scouts buscan músculos y métricas, Kirk representa la revancha del instinto. Mientras los analytics gobiernan el béisbol moderno, él sigue escuchando el juego. Observa al lanzador, mide al bateador, lee al umpire. No necesita pantallas, porque él es el algoritmo. Donde otros calculan probabilidades, él interpreta pulsos, miradas, silencios. Es un estratega natural, un sabio detrás del home.

Y justo ahí entra la vieja historia —esa que se atribuye a la NASA— sobre las abejas. Según la leyenda, los científicos concluyeron que las abejas desafían las leyes de la física y la aerodinámica: sus alas son demasiado pequeñas para sus cuerpos tan voluminosos. Pero las abejas vuelan, simplemente, porque nadie les dijo que no podían. 

Alejandro Kirk es esa abeja con casco y peto. Desafía los moldes, los prejuicios y la lógica del espectáculo. Según las reglas de la física mediática, alguien de su complexión no debería estar entre los mejores. Y, sin embargo, ahí está: finalista al Guante de Oro 2025, el máximo reconocimiento defensivo para un receptor, codeándose con atletas que parecen diseñados en laboratorio.

Kirk pertenece a una hermandad muy exclusiva: los receptores mexicanos que han alcanzado las Grandes Ligas. Una lista corta, pero llena de respeto. Desde Francisco "Paquín" Estrada, el primer catcher mexicano en MLB (Mets, 1971), pasando por Sergio "Kalimán" Robles (Orioles, Dodgers), Alex Treviño (que jugó más de 900 juegos en Grandes Ligas), Gerónimo Gil (Orioles), Humberto Cota (Pirates), Miguel Ojeda (Padres), Ali Solís (Padres), César Salazar (Astros), hasta el propio Kirk con los Blue Jays.
Cada uno aportó algo distinto, pero ninguno había llegado tan lejos en reconocimiento y consistencia como el de Tijuana.

Cada lanzamiento que pide tiene una razón. Cada bateador que enfrenta es un estudio en movimiento. No necesita correr 100 metros, porque acorta el camino con visión. No necesita medir 1.90, porque su estatura real está en la cabeza.

Kirk no encaja en el molde. Lo quiebra. Y en esa rebeldía hay un mensaje poderoso: el talento no siempre luce atlético, pero siempre se nota. Porque el béisbol —como la vida— no premia al más grande ni al más rápido, sino al que entiende el juego mejor que nadie.

Y con eso nos hace soñar, que cualquiera con amor por el béisbol y disciplina férrea es capaz de conseguir cosas grandes.

Porque al final, el béisbol no se gana con músculos, se gana con mente. Y ahí, Alejandro Kirk ya es un gigante. Una abeja que nadie pudo convencer de que no podía volar. 🐝⚾

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