Curt Flood. Fotografía de Saint Louis Cardinals – MLB | Wikimedia Commons |
“Perdió la temporada de 1970 y perdió en la Corte Suprema, pero había encendido una mecha … Seis años después, demasiado tarde para beneficiarlo, su causa prevaleció. El pasatiempo nacional es claramente mejor por eso. Pero más importante, también lo es la nación, porque ha aprendido una lección más sobre la insensatez de temer a la libertad”. George Will, periodista y escritor, ganador del Pulitzer.
La cita se refiere a Curt Flood, el jugador de las Grandes Ligas que desafió a MLB y cambió las relaciones laborales para siempre. Los peloteros tienen mucho que agradecerle, pero el impacto de lo que hizo el estelar jardinero en sus historias no ha tenido la difusión que merece. Incluso la breve biografía de la página de la Asociación de Jugadores de las Grandes Ligas, es demasiado breve para lo que su huella significa. Una historia que es oportuno recordar en estos días.
Me sorprendió comprobar, luego de consultar a jugadores activos, veteranos y con pocos años en las Mayores, recién retirados y retirados que jugaron en los 90’s y tempranos 2000, el desconocimiento sobre alguien tan trascendental en las conquistas que han tenido como gremio. A sus exequias no asistió nadie del béisbol y estuvo prácticamente solo durante el juicio en el cual enfrentó a MLB. Hasta su compañero Bob Gibson trató de disuadirlo para que no intentara la acción. Únicamente Jackie Robinson y Hank Greenberg asistieron a apoyarlo el día que testificó.
En la entrega anterior, a propósito de la situación que mantiene en paro patronal a las Grandes Ligas, contamos la historia de Marvin Miller, el primer líder de la Asociación de Jugadores. La historia de Miller y su repercusión en el beisbol no podría escribirse sin mencionar a Curt Flood, por eso merece una semblanza aparte.
Se llamaba Curtis Charles Flood, nació en Houston, Texas, el 18 de enero de 1938. El menor de los 6 hijos de Herman y Laura Flood, quienes mudaron a la familia a Oakland, California, cuando Curt era muy niño. Cuenta la investigación de Terry Sloope en Society for American Baseball Research, que Flood dijo a su biógrafo Stuart Weiss: “‘No éramos pobres, pero no teníamos nada. Es decir, comíamos a intervalos regulares, pero no mucho’. Al llegar vivieron en un vecindario de clase media, en su mayoría de blancos, en el este de Oakland, pero luego se mudaron a un urbanismo menos próspero en el oeste, lejos de la creciente hostilidad de los blancos locales, después de la Segunda Guerra Mundial. Herman encontró un trabajo estable durante la guerra en varias industrias relacionadas con la defensa en Oakland, y Laura dirigía un pequeño café, además reparaba paracaídas; así llegaban a fin de mes. Después de la guerra, ambos trabajaron en el Hospital Fairmont.”
A los 9 años comenzó a jugar beisbol en la escuela y se hizo mejor deportista en la secundaria, también le gustaba pintar, en esa biografía de Terry Sloope destaca esta cita suya a propósito de su talento para dibujar y pintar. “El béisbol y la pintura hacen un buen equilibrio. El béisbol es viril. Es áspero y duro. La pintura es sensible; tranquila. Es una salida para superar la tensión”. Un dato poco conocido sobre él es que un retrato de su autoría terminó en La Casa Blanca, como obsequio al presidente George W Bush. Cuando era adolescente, Curt pintaba para recaudar fondos para los bailes de graduación y las obras de teatro de su escuela. También ganó dinero extra diseñando escaparates y letreros publicitarios para una mueblería. Más tarde, en San Luis, Flood recibió reconocimiento por los retratos al óleo del propietario de los Cardenales, August A. Busch, Jr., y Martin Luther King; el retrato de King fue entregado a la viuda de King, Coretta Scott King, quien años más tarde se lo regaló al presidente.Los compañeros de equipo y otros jugadores de la liga también encargaron retratos familiares de Flood y le decían «Rembrandt”.
Como jugador, Curt Flood fue un jardinero por encima del promedio; ganó 7 Guantes de Oro de forma consecutiva entre 1963 y 1969. En 1966 entró en la historia como el segundo guardabosques de la Liga Nacional (detrás de Danny Litwhiler) con al menos 150 juegos sin cometer un solo error. Fue invitado 3 veces al Juego de las Estrellas, en 1964 fue lider en hits con 211 y en 1968 alcanzó el cuarto lugar en la votación de Jugador Más Valioso; la prestigiosa Sports Illustrated lo nombró «Mejor jardinero central del béisbol».
Sin embargo, no es por sus habilidades como beisbolista que destacamos su impacto.
En una de las lecturas que hice para esta semblanza, encontré esta descripción de Alan Salomon, redactor del Chicago Tribune, publicada el 25 de julio de 1993: “Los jugadores de hoy deberían conocer a Curt Flood. Pocos saben quién fue. Cuando los Cardenales lo cambiaron en 1969, desafió la cláusula de reserva que vinculaba a los jugadores de por vida a los equipos que los firmaron, perdió, pero el béisbol fue sacudido. Cinco años más tarde un tribunal federal eliminó la cláusula de reserva y los salarios se dispararon”.
Cuando se habla de su sacrificio no es una exageración.
La relación entre Flood y los Cardenales comenzó a deteriorarse antes de la temporada de 1969. Él aspiraba a un aumento significativo que en San Luis no estaban dispuestos a pagarle. Decidieron venderlo a Los Phillies de Filadelfia. Así comenzó la pugna.
Aunque los Phillies le ofrecieron mucho más que el aumento que los Cardenales le habían negado el año anterior, Flood no quería jugar para ellos, y se negó a presentarse en Filadelfia.
El 13 de diciembre de 1969 Flood se reunió con la Asociación de Peloteros de las Grandes Ligas para demandar la agencia libre, porque no quería ser cambiado. Quería abolir la cláusula de reserva porque la consideraba esclavizante. Marvin Miller, como contamos en su semblanza, le advirtió a lo que se enfrentaba, le aseguró que perderían el caso.
“Le dije que dado el historial de parcialidad de los tribunales hacia los propietarios y su monopolio, no tenía ninguna posibilidad de ganar. Más importante que eso, le dije que incluso si ganaba, nunca sacaría nada, nunca volvería a conseguir un trabajo en el béisbol. Él (Flood) pensó en eso un rato y dijo: ‘Pero si ganamos el caso, ¿no beneficiaría eso a todos los demás jugadores?’ Y dije, ah, sí. ‘¿Y todos los jugadores por venir?’ Y dije, oh sí, y él dijo, ‘eso es suficientemente bueno para mí’”.
En la semblanza que aparece en MLB Players: “Cuando regresó de la reunión de la Junta Ejecutiva en San Juan, Puerto Rico, Flood notificó a Major League Baseball que desafiaría la cláusula de reserva.
“Después de 12 años en las Ligas Mayores. No siento que soy una propiedad para ser comprada y vendida independientemente de mis deseos”, escribió en una carta del 24 de diciembre de 1969 al comisionado Bowie Kuhn, solicitando el derecho a considerar ofertas de otros equipos.
Dado que Flood ingresó al béisbol en la década de 1960 durante las tumultuosas luchas por los derechos civiles en los Estados Unidos, no sorprendió que él y otros jugadores afroamericanos emergieran al frente del liderazgo del sindicato y las luchas por los derechos de los jugadores.”
Todos estos momentos están capturados en el documental de HBO, El curioso caso de Curt Flood, que se estrenó el año pasado. El título tal vez responde a lo poco que se habla de él. Incluso en la serie Baseball de Ken Burns se le rindió homenaje a la importancia histórica de Flood, pero prestó poca atención a la historia de fondo y a su huella.
Cuenta Allen Barra en su artículo “Curt Flood, cambió el beisbol y sacrificó su carrera en el proceso”, publicado en julio de 2011 “Su madre, que había huido de la intensa intolerancia racial del Sur, anterior a la Segunda Guerra Mundial, nunca le permitió olvidar cómo habían sido las cosas en el lugar donde ella creció. En 1962, sin tener idea de lo que estaba a punto de encontrar, Flood con 24 años de edad, fue a Mississippi para unirse a sus ídolos, el Dr. Martin Luther King Jr. y Jackie Robinson, para apoyar las protestas no violentas organizadas por la NAACP (Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color) .
Menos de dos años después, para su sorpresa, los prejuicios raciales lo persiguieron hasta su propia ciudad natal, para ser precisos, a 21 millas de distancia, en el suburbio de Alamo, cuando alquiló una casa para su esposa embarazada y sus cuatro hijos pequeños. El propietario, que no sabía que eran negros cuando firmaron el contrato de arrendamiento fue a cerrarles el paso con una escopeta cargada. Flood demandó y ganó, pero esto lo dejó sin ilusiones acerca de cómo era ser un hombre negro en Estados Unidos en 1964, incluso uno rico que acababa de regresar a casa después de ayudar a un equipo de béisbol de las Grandes Ligas a ganar la Serie Mundial.”
Era un hombre de causas, y con ese compromiso enfrentó a MLB. Para muchos, igual que hoy, era difícil entender que un jugador de beisbol que ganaba un “buen salario”, demandara.
La solicitud hecha por Flood en su carta fue rechazada sumariamente por el comisionado. La carta se hizo pública, al igual que su intención de demandar. Un gran segmento de la prensa nacional y la mayoría de los fanáticos no podían entender cómo alguien que ganaba $90,000 jugando béisbol podía sentirse infeliz o verse a sí mismo como un “esclavo”.
Cito el artículo de Terry Sloope :“La afirmación de Flood en un programa televisado a nivel nacional de que ‘un esclavo bien pagado es, sin embargo, un esclavo” no ayudó a su causa. Salió como un ingrato llorón que amenazó con destruir el pasatiempo nacional. MLB reaccionó señalando que la cláusula de reserva era el eje del béisbol profesional y le había servido bien durante muchos años. Su abolición desestabilizaría el juego al permitir que los equipos ricos ficharan a los mejores agentes libres, destruyendo así la competitividad y que fomentaría la corrupción entre los jugadores, insinuando que podrían lanzar juegos a favor de los equipos contrarios con los que luego podían firmar grandes contratos para la temporada siguiente.”
El juicio de Flood v. Kuhn comenzó el 19 de mayo de 1970 en un tribunal federal de Nueva York y duró tres semanas. El 12 de agosto, el juzgado emitió su fallo a favor de MLB. El equipo legal de Flood apeló ante la Corte de Apelaciones de los Estados Unidos. Ese tribunal también falló en contra de Flood, en abril de 1971. La Corte Suprema aceptó el caso para revisión y los argumentos orales se escucharon el 20 de marzo de 1972. El 19 de junio, el tribunal falló en contra de Flood con una votación de 5-3. La opinión mayoritaria del juez Harry Blackmun reconoció que la lógica detrás de la exención antimonopolio del béisbol establecida en Federal Baseball y afirmada en Toolson era una “aberración”, pero que le correspondía al Congreso remediar la situación.
Continúa Sloope: “¿Por qué, entonces, se ha llegado a considerar a Flood como el padre de la agencia libre? El Acuerdo Básico de 1968 entre los propietarios y los jugadores expiró después de la temporada de 1969. Con las negociaciones sobre un nuevo acuerdo en curso y la nube de la demanda de Flood sobre sus cabezas, los propietarios y los jugadores acordaron un nuevo Acuerdo Básico para 1970 que permitía a los jugadores llevar sus quejas a un arbitraje independiente, una gran concesión. El desafío de Flood a la cláusula de reserva aumentó la conciencia pública sobre la naturaleza unilateral del sistema. También despertó la conciencia entre los jugadores, muchos de los cuales habían aceptado ciegamente los argumentos de los dueños sin pensar realmente en las desigualdades inherentes al sistema. MLB había argumentado en la corte que la cláusula de reserva era un tema que debería tratarse mediante negociación (a pesar de su falta de voluntad para hacerlo en el transcurso de los dos años anteriores) y no en las cortes.
Ahora la presión estaba sobre los propietarios para que participaran en negociaciones significativas. Era más probable que los cambios en el sistema de reservas ocurrieran a través de la negociación, como Miller siempre había esperado. A lo largo de los años, los jugadores fueron eliminando la cláusula de reserva pieza por pieza. El componente de arbitraje del Acuerdo Básico de 1970 fue la llave que abrió la puerta. En 1974, Catfish Hunter obtuvo su libertad de los Atléticos de Oakland cuando un árbitro dictaminó que el propietario de los Atléticos, Charles Finley, había violado los términos del contrato de Hunter. Al año siguiente, Miller usó el proceso de arbitraje para ganar la agencia libre para Andy Messersmith y Dave McNally, quienes habían jugado la temporada de 1975 sin contratos. Argumentaron que el derecho de los propietarios a renovar el contrato de un jugador era válido solo por un año si un jugador se negaba a firmar un nuevo contrato. Para sorpresa y consternación de los propietarios, el árbitro, Peter Seitz, estuvo de acuerdo, cambiando para siempre la relación propietario-jugador. Después de esa decisión, los jugadores pudieron ganar modificaciones significativas a la cláusula de reserva a través del proceso de negociación, aunque esos acuerdos no siempre fueron fáciles.
En 1973, la Asociación de Jugadores pudo negociar un nuevo acuerdo que incluía la «Regla 10/5» (también conocida como la «Regla de Inundación Corta»), que otorgaba a los jugadores con diez años de experiencia en las Grandes Ligas, incluidos cinco años con sus equipos actuales, el derecho a vetar un cambio. Otras concesiones de los propietarios seguirían en años posteriores.”
Las conquistas laborales en todos los ámbitos tienen en sus inicios historias de mártires y sacrificios.
La vida de Flood se vio muy afectada a partir de entonces. Todo lo que ocurrió después de eso tuvo que ver con haber caído en desgracia por desafiar el poder. Como le advirtió Miller, Flood nunca se benefició de la revolución que ayudó a comenzar.
En la biografía de Barra, se le describe como; “Nervioso y sensible, Flood había sido un gran bebedor prácticamente desde que se convirtió en jugador de béisbol profesional y, a principios de la década de 1970, era alcohólico. Su primer matrimonio se derrumbó a mediados de la década de 1960 por la combinación del abuso del alcohol, los largos períodos fuera de casa y las animosidades que inspiraba su inquebrantable postura de derechos civiles. Después de la decisión de la Corte Suprema, fue bombardeado con cartas de fanáticos que lo acusaban de intentar destruir el béisbol; su compañero de equipo Bob Gibson estimó que «recibía cuatro o cinco amenazas de muerte al día».
Flood se fue a vivir a Mallorca, España, donde abrió un bar frecuentado por marineros estadounidenses. Acosado por deudas cada vez mayores, incluida la pensión alimenticia que no pagaba, y la culpa de haber sido un mal padre, Flood finalmente ingresó en un hospital psiquiátrico de Barcelona estaba prácticamente en la indigencia. Su hermana le envió el dinero para regresar a los EE. UU. Pudo rehacer su vida al casarse con su ex novia Judy Pace, y retomar el contacto con sus hijos.
El reconocimiento llegó tarde. En 1992, Flood recibió el premio Jackie Robinson de la NAACP por sus contribuciones a los atletas negros, y en 1994, quizás en el momento más satisfactorio de su vida, pronunció un discurso sobre la solidaridad con los jugadores mientras se preparaban para ir a la huelga. Los jugadores le dieron una ovación de pie. Habían pasado casi 25 años desde el día en que anunció su demanda contra el béisbol.
Décadas de fumar y beber finalmente lo alcanzaron. A principios de 1995, le diagnosticaron cáncer de garganta. La asociación de jugadores, a instancias de Dick Moss, pagó sus facturas médicas. Murió el 20 de enero de 1997, dos días después de cumplir 59 años. El elogio fúnebre de Jesse Jackson se erigió como su epitafio: «El béisbol no cambió a Curt Flood. Curt Flood cambió el béisbol. Peleó la buena batalla».
El actual Director Ejecutivo de la Asociación de Peloteros de MLB, Tony Clark le rindió homenaje con estas palabra: «Su carácter, su comprensión y apreciación de la responsabilidad que tenía y estaba dispuesto a asumir, es algo con lo que todos nosotros, como jugadores, tenemos una deuda de gratitud con Curt; no solo los jugadores de béisbol, sino también los jugadores de otros deportes”.
Curt Flood, un nombre que se ganó su lugar en la historia del beisbol con mucho más que batazos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario