jueves, 25 de diciembre de 2025

EL HOMBRE QUE LOGRÓ LO IMPOSIBLE EN EL MONTÍCULO… PARA LUEGO PERDERLO TODO EN LA VIDA


¿Y si te dijera que un lanzador…
alcanzó la cima absoluta del béisbol con un récord que jamás se repetirá…
y luego cayó en un abismo tan profundo que terminó tras las rejas por tráfico de drogas?
No fue una simple tragedia.
Fue Denny McLain.
En 1968, fue la cara del béisbol.
Para 1972, estaba acabado.
Para los años 80 y 90, estaba en prisión federal.
McLain creció en Chicago con dos dones:
Una recta incandescente.
Una rebeldía de una milla de ancho.
A los 18 años, los White Sox lo firmaron.
¿Su primer juego como profesional? Un juego sin hits.
¿Su segundo? 16 ponches.
Los Tigres lo atraparon en el draft de la Regla 5.
A los 19 años, debutó en las Grandes Ligas.
Lanzó un juego completo ganador… y conectó el único jonrón de su carrera.
Para 1965, era un All-Star.
Para 1966, un ganador de 20 juegos.
Y para 1968… estaba a punto de hacer lo imposible.
1968: el "Año del Lanzador".
Bob Gibson tuvo una efectividad de 1.12.
Pero McLain robó el protagonismo.
31-6, efectividad de 1.96, 336 innings.
El primer ganador de 30 juegos desde 1934.
Y el último que el béisbol jamás verá.
Ganó el MVP.
Ganó el Cy Young.
Ganó la Serie Mundial.
E incluso sirvió el último jonrón de la carrera de Mickey Mantle, con un fastball servido, como un favor.
McLain no era solo un lanzador.
Era un organista en Las Vegas.
Grabó discos, apareció en televisión, y tomaba 24 Pepsis al día.
En Detroit, era una estrella de rock.
Pero las grietas ya se estaban mostrando.
En 1970, Sports Illustrated expuso a McLain por invertir en un esquema de apuestas vinculado a la mafia.
Supuestamente, un gánster incluso le rompió los dedos de los pies por deudas impagas.
McLain juró que fue solo un "accidente torpe" viendo The Untouchables.
¿El castigo?
Suspendido media temporada.
Luego otra vez por llevar un arma en un avión.
Y otra vez por arrojar agua helada a reporteros.
Para 1971, los Tigres lo descartaron a los Senadores.
Tuvo marca de 10-22 con una efectividad de 4.28.
Chocó con Ted Williams, ganó peso, perdió velocidad.
A los 29 años, su carrera en Grandes Ligas había terminado.
Pero su historia no terminó ahí.
Los años 80: condenado por malversación en un escándalo de fondos de pensión de una empacadora de carne.
Los años 90: condenado por tráfico de cocaína, malversación y lavado de dinero.
Sentenciado a 23 años en prisión federal (cumplió unos 6).
McLain pasó del Cy Young a la celda.
De aviones privados a teléfonos de prisión.
De la estrella más brillante del béisbol… a una de sus advertencias más grandes.
Su legado:
El último ganador de 30 juegos.
Una hazaña que nunca se repetirá.
Y una carrera que fue de alturas impensables…
A profundidades impensables.
Denny McLain no fue una estrella fugaz.
Fue un cometa que iluminó el cielo y luego se estrelló contra la tierra.
El hombre que tuvo el mundo en sus manos y eligió jugar con fuego, apostando que su genialidad en la lomita lo salvaría de todo.
Una lección eterna de que algunos récords tienen un precio, y el suyo se pagó no en el montículo, sino en una celda.
Y por eso…
su nombre no es sinónimo de grandeza.
Es un recordatorio de que la leyenda más brillante puede tener el final más oscuro.

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