Cuando Carlos Correa anunció la contratación de Scott Boras como su nuevo representante, todos en la MLB dieron por sentado que iría de forma agresiva por su objeto de conseguir un contrato de 10 temporadas y más de 300 millones de dólares.
Esas aspiraciones del puertorriqueño parecen alejarlo inevitablemente de los Astros de Houston, la organización con la que fue primera selección en el draft de 2012, pasó toda su carrera y fue campeón de la Serie Mundial.
El propietario de los Astros, Jim Crane, no cierra la puerta a un regreso de Correa al club, pero el torpedero ha rechazado cuatro ofertas de su antiguo club.
No solo dijo no a la oferta calificada. También declinó una propuesta por cinco años y 160 millones de dólares y otras dos que le habían presentado antes del Día Inaugural de 2021: un acuerdo de seis años y $120 millones y otro por cinco temporadas y $125 millones.
Parece difícil que los Yankees de Nueva York cumplan sus expectativas económicas y los Dodgers de Los Angeles volverán a tener resistencia en el Oeste de la Nacional en 2022. Eso por solo nombrar a dos de los equipos con presupuesto para asumir un pacto de esa magnitud.
En Houston, por otro lado, tiene el respeto de sus compañeros y se reconoce su liderazgo. En otros equipos tal vez tengo todavía que llegar a cortar el lastre que siguen arrastrando los miembros de los Astros por el escándalo del robo de señas.
Pero tal vez debería reconsiderarlo. Houston se quedó a las puertas de su segundo título de Serie Mundial en cinco años y bajo la dirección de Dusty Baker puede volver a intentarlo en 2022.
De hecho, pareciera que es con los siderales es que tiene mejor oportunidad de ganar este año.
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